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Frenk-Westheim es recordada por traducción de obra de Rulfo

Notimex

Testigo de tres siglos, la escritora de origen alemán Mariana Frenk-Westheim, quien falleció el 24 de junio de 2004, es recordada y reconocida por la traducción de escritores mexicanos a la lengua germana, principalmente a Juan Rulfo.

Primero fue "Pedro Páramo" (1958), después "El llano en llamas" (1964) y, por petición del propio autor jalisciense, tradujo "El gallo de oro" (1984).

Oriunda de Hamburgo, Frenk-Westheim nació el 4 de junio de 1898. Su nombre real fue Marianne Freund. Creció en las condiciones políticas de la última monarquía de Alemania, determinadas por el emperador Guillermo II, quién orilló a su país a la Primera Guerra Mundial (1914-18).

Mariana tenía 16 años cuando estalló la guerra. Cinco años después vivió los presuntos años dorados en los grandes centros urbanos de Alemania. Sin embargo, años más tarde crecería el germen del fascismo alemán, que conduciría al holocausto y la Segunda Guerra Mundial (1939-45).

En ese contexto, Mariana y su esposo, Ernst Frenk, junto con sus dos hijos, Margit y Sylvester, abandonaron su país para empezar una nueva vida. Fue en 1930, es decir, tres años antes del inicio de la dictadura de Adolfo Hitler, que la familia Frenk llegó a México.

Su marido era médico y buscaba un lugar dónde ejercer su profesión. Mariana hablaba español, principal incentivo por el cual vino a radicar a México. Su emigración fue definitiva. Se naturalizó y se consagró como traductora.

Laboró como maestra en la Preparatoria 1 (San Idelfonso), en la Universidad Iberoamericana y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Tradujo los textos de Eduard Seler sobre el "Códice Borgia"; dio a conocer en español el texto clásico del arte expresionista 'Abstraktion und Einfuhlung', escrito en alemán por Wilhelm Worringer, y se dedicó a la traducción de los libros, artículos y ensayos de su segundo marido, el crítico de arte Paul Westheim.

Esto explica los textos literarios y de crítica del arte que escribió. A la edad de 76 años retomó la herencia intelectual de Paul cuando aceptó una invitación de Fernando Gamboa para colaborar con el Museo de Arte Moderno, por su sabiduría y la sensibilidad para detectar la calidad artística.

Además, redactó docenas de textos sobre artistas, exposiciones que se consideran contribuciones valiosas al discurso del arte.

Sus últimos años de vida transcurrieron junto a la lucha persistente en contra de la caducidad de su cuerpo. Su fuerza mental, aunada al tratamiento médico, le permitió vivir más tiempo que la mayoría de sus contemporáneos.

A pesar de su avanzada edad, Mariana mantuvo su cerebro activo: describía cuadros, recitaba poemas y escuchaba con atención música clásica.

Poco antes de su muerte, el 24 de junio de 2004, fue reeditado un pequeño poemario que Mariana escribió en 1982, titulado "Mariposa. Eternidad de lo efímero".

La presentación de esta publicación, en el Palacio de Bellas Artes, con la participación de la ilustradora Carmen Parra y los comentarios de Vicente Quirarte y su hija Margit Frenk, entre otros, fue la celebración de una despedida para un ejemplo de ser humano.

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Escrito en: Literatura

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