'Fue un llamado de la vida'

Cuando Liliana conoció a los niños de Casa Hogar Abrázame, su percepción de la vida cambió para siempre. Después de ver a esos pequeños lastimados física, sexual y emocionalmente, nada volvió a ser igual.

Liliana Rodríguez de Russek tiene 35 años de edad y ha decidido dedicar su vida a mejorar las condiciones de los niños víctimas de la violencia familiar.

En diciembre de 2009, en una posada, conoció la asociación civil Casa Hogar Abrázame, en ese entonces ubicada en el municipio de Matamoros, y desde entonces asumió el cuidado de los pequeños como un compromiso.

"Vivían muy pobres porque Rosaura Estrella de Quintero, fundadora de la asociación, estaba sola con ese trabajo. Cuando me platicó que ninguno de esos niños tenía las posibilidades de regresar a casa con sus padres porque eran maltratados, fue como un llamado de la vida para mí".

 MENORES MALTRATADOS

Casa Hogar Abrázame es una asociación civil dedicada al cuidado de menores maltratados física, emocional y sexualmente en sus hogares. Son pequeños que la Procuraduría de la Familia aleja de sus padres porque no son aptos para cuidarlos y en la mayoría de las ocasiones son los agresores.

"Me di cuenta que Rosaura estaba sola con este trabajo tan difícil y mi hermana y yo decidimos ayudarla. Nos comunicamos con ella en enero de 2009 y claro que al principio se rió de nosotras porque decía que muchas personas se acercaban con la buena intención de apoyar pero al mes ya no regresaban".

Sin embargo, Liliana estaba decidida a comprometerse con los niños de esta asociación civil. Comenzó a ir todos los días a Matamoros hasta que un día, al regresar a Torreón, quedó en medio de una balacera.

Fue así como tomó la decisión de trasladar la Casa Hogar Abrázame a Torreón, para evitar que el personal corriera riesgo de quedar atrapado en una balacera cuando se trasladara a Matamoros para atender a los niños.

"Hablé con mi esposo y decidió apoyarme. Rentamos esta casa y la remodelamos porque estaba en pésimas condiciones, y la acondicionamos para que los niños estuvieran cómodos".

Para junio de 2010, los 18 niños de esta asociación civil ya estaban viviendo en Torreón. "Desde que los conocí ya no los pude dejar, son como mis hijos. Me convertí en directora y representante de esta casa hogar y me siento muy contenta de ayudarlos".

Liliana dice que cuando escuchó la historia de cada uno de estos pequeños, algo se movió en su interior. "Son niños muy maltratados, pero con nosotros están contentos, comen bien, andan bien vestidos, los mandamos a la escuela, los tratamos y queremos como a nuestros hijos".

Las historias de cada niño, asegura, son inimaginables. "Tenemos un pequeño que en su cuerpo tenía 700 quemaduras de cigarrillo, y este tipo de situaciones no las debemos de permitir nunca, tenemos que cambiar la vida de estos menores".

 COMPROMISO SOCIAL

Más allá de recaudar recursos económicos para el sostenimiento de los niños, Liliana pretende crear un compromiso social en las personas. "De qué me sirve a mí que me den un peso si no conocen lo que hacemos, y hay gente que me dice 'es que no quiero ir porque pobres niños' pero esa no es la actitud".

El compromiso social no se da firmando un papel ante un notario, sino que surge cuando hay voluntad de ayudar a la gente. Para Liliana cuidar a los niños de la casa hogar es un regalo de vida.

"Quiero hacer esto de aquí a que me muera, y espero en Dios que me convierta en un ejemplo para mis hijos para que continúen con esta labor cuando yo no esté con ellos".

Aunque reconoce que para sus hijos, de 8 y 4 años de edad, no fue fácil aceptar el trabajo que realiza, pues los niños de la casa hogar muchas veces la llaman "mamá" y al principio se ponían celosos.

"Ahora ya comprendieron la situación e incluso también se preocupan por ellos y siempre están buscando cómo ayudarlos".

Pero el cuidado de los niños no sólo es responsabilidad de Liliana. En este trabajo también participan Rosaura Estrella de Quintero como presidenta de la asociación, y un grupo de psicólogos, terapeutas y trabajadoras sociales.

"Me gustaría crear en la gente un compromiso social pero desgraciadamente las personas de clase alta no se salen de su círculo y las de clase baja sólo se dedican a sobrevivir".

Compromiso es tomar una causa como propia, y una de las metas de Liliana es construir la casa del joven y de la joven, para cuando los 18 niños salgan de Casa Hogar Abrázame puedan seguir recibiendo cuidados hasta los 20 años.

"Quiero que por lo menos estos 18 niños salgan con una carrera, que sepan trabajar, que sean hombres y mujeres de bien. No quiero que cuando lleguen a los 12 años se tengan que ir de aquí, ni que se queden solos, no lo voy a permitir y estoy haciendo todo lo posible para que eso no suceda".

 PROYECTO

En la casa hogar hay niños con 11 años de edad, y Liliana sabe que le queda poco tiempo para crear un lugar especial para ellos. Para lograrlo, se sumó al Proyecto 1, 2, 3 Por Ti que busca recaudar fondos en apoyo de 12 asociaciones civiles.

Si están interesados en concretar los compromisos de Liliana Rodríguez, las personas pueden hacerlo apoyando el proyecto "Un, dos, tres por ti" a través de Internet.

Para ayudar hay que seguir algunos pasos. El primero: ingresar a la página web http://www.123porti.org/ y aparecerán cuatro corazones. Segundo: hay que darle click al corazón "Realizar Donativo" y después aparecerán cuatro opciones de donativo a través de: Soriana, transferencia o depósito bancario, clickypaga.com de Banamex, y PayPal, y hay que elegir alguna de ellas. Cuatro: ingresar los datos de la persona que realizó la invitación, proporcionar nombre y correo electrónico. Quinto: esperar a que se le envíe a la página del donativo, y a que aparezcan los datos para hacer el depósito.

"Me uní a este proyecto porque las asociaciones civiles no podemos trabajar solas, y ojalá que la gente se sume a este compromiso".

Casa Hogar Abrázame tiene un gasto mensual de 60 mil pesos: renta, pago de personal, recibos, entre otros.

"Aunque los niños van a escuelas públicas sí gastamos mucho porque nosotros nos hacemos cargo de pagarles la inscripción, los zapatos, la ropa, los útiles, todo, son como nuestros hijos y queremos para ellos lo mejor, por eso queremos que la gente se comprometa con nuestra causa".