Eclipsa en la alfombra. El astro hollywoodense encantó al presentar el filme 'The Ides of March', que produce y actúa.
George Clooney es una estrella y lo sabe. Sólo necesita aparecer para que todos caigan rendidos a sus pies y eso es lo que pasó ayer en Venecia, donde abrió La Mostra con "The Ides of March", un filme político y amoral en el que destaca su gran plantel de actores pero al que le falta un poco de emoción.
Vestido con traje gris y las gafas de sol asomando por el bolsillo de su americana, Clooney llegó entre aplausos, conquistó con poco esfuerzo a una sala de prensa repleta y se fue en loor de multitudes acompañado por un excelente grupo de actores que hicieron de meros comparsas.
Philip Seymour Hoffman, Paul Giamatti, Marisa Tomei y Evan Rachel Wood -faltaba sólo el protagonista de la película, Ryan Gosling- arroparon a un Clooney que se basta y se sobra para venderse a sí mismo.
Así que no faltaron las bromas, los comentarios irónicos -"me gusta dirigirme a mí mismo y decir: 'buena toma George'"- y las preguntas comprometidas de las que salir airoso: "no voy a dar consejos a Dominique Strauss-Kahn (ex director del Fondo Monetario Internacional) en nada. Cada país tiene escándalos sexuales y mi trabajo no es aconsejar a nadie".
Todo ello, en este caso, para promocionar su cuarto trabajo como director, "The Ides of March", una historia ambientada en una campaña presidencial estadounidense pero que en opinión de Clooney poco tiene de política y sí mucho de moralidad o de la falta de ella y con la que compite en Venecia por el León de Oro.
La política "es seductora porque hay mucha gente con mucho dinero y poder que lo usa todo el tiempo", pero ahora "hay un tipo en la Casa Blanca bueno e inteligente y es casi imposible para él gobernar. Yo tengo un buen trabajo, ¿quién querría el suyo?".
ARONOFSKY, UN JURADO EN BUSCA DE EMOCIÓN La 68 edición de La Mostra de Venecia tiene una selección a competición llena de grandes nombres y con una composición equilibrada entre el cine de autor y el del gran público, pero lo que busca ante todo el presidente del jurado, Darren Aronosky, es emocionarse.
"No puedo hablar por los demás (miembros del jurado), pero para mí el ganador será el filme que me afecte emocional e intelectualmente", explicó hoy Aronofski en la rueda de prensa de presentación del jurado. En esta edición, resaltó, "hay 23 grandes películas" en la competición por el León de Oro. "Creo que hay algo especial en todas ellas y hay que ver cómo me afectan como persona", agregó.