Julio Gómez emuló ayer la actitud y determinación de Beckenbauer.
El tercer gol de México anotado por Julio Gómez trajo a la memoria de los aficionados la figura del líbero alemán Franz Beckenbauer, en el llamado "Partido del Siglo", semifinal de Italia contra Alemania en México 70, la cual perdieron los alemanes por cuatro goles a tres.
En aquel memorable partido, el "kaiser" Beckenbauer resultó lesionado de la clavícula en el primer tiempo extra y abandonó la cancha. Le colocaron un cabestrillo sobre el hombro derecho y regresó al campo en una muestra de pundonor para seguir jugando hasta el final, y aunque su equipo perdió, el ejemplo del capitán quedó para la posteridad.
Ayer, el mexicano Gómez resultó descalabrado al minuto 76, cuando México empató el marcador con el gol olímpico de Jorge Espericueta. El Tri había realizado sus tres cambios reglamentarios y no podía sustituir a Gómez.
Julio salió en camilla, pero su espíritu de lucha lo hizo regresar a la cancha y con la cabeza vendada se incorporó a la batalla para convertirse en el héroe de la misma.
En un tiro de esquina por banda derecha al minuto 89, el balón fue peinado al corazón del área por Marcelo Gracia. Julio midió la trayectoria del esférico y se tendió en el aire para rematar con una espectacular chilena y anotar el gol del triunfo, su segundo tanto del partido.