Desde la entrada y hasta el último rincón del ejido Las Huertas, de Gómez Palacio, los habitantes se quejan de las calles de tierra, del poco alumbrado público y de que casi no llega el agua hasta sus casas.
A pesar de que algunas calles del ejido cuentan con pavimento, terminan cubiertas por tierra porque el paso de los automóviles y las maniobras que hacen unos traileros en las afueras de una bodega aledaña al ejido levantan la tierra.