"¿No estoy yo aquí
Que soy tu madre?"
Virgen de Guadalupe
L fervor es enorme. Se dice que alrededor de 20 millones de peregrinos visitan la basílica de Guadalupe cada año. Unos 7 millones lo harán este año entre el 10 y el 12 de diciembre, según la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal. Algunos vienen a pie en peregrinaciones de varios días. Es difícil encontrar acomodo en un recinto con cupo para 22 mil personas y una plaza exterior en la que quizá hay cabida para otros 50 mil.
La Virgen de Guadalupe es un importante símbolo nacional, quizá mayor que la propia Bandera tricolor. La imagen la empuñaron Miguel Hidalgo y Emiliano Zapata al comenzar sus rebeliones. Representa la fusión de las culturas española e indígena en una advocación mariana cuyo culto surgió en un lugar sagrado para los pueblos indígenas por la veneración de Tonantzin Coatlicue, la señora de la tierra y la fertilidad de los nahuas. La afluencia de peregrinos a la basílica hoy rebasa por mucho la que se registra en cualquier celebración patria, incluyendo el Grito o el desfile de independencia.
Antes de la presunta aparición de la Virgen en el cerro del Tepeyac ya había ahí una ermita franciscana. Los indígenas habían acudido al lugar durante décadas o siglos para adorar a la señora de la tierra y la fertilidad. La tradición nos dice que la aparición tuvo lugar en 1531, pero no hay documentos de la época que lo avalen. Un indígena de nombre Juan Diego habría informado de la aparición al obispo de México, fray Juan de Zumárraga, quien se habría convencido del milagro después de varias visitas del indígena y una vez que éste le llevara una imagen de la Virgen plasmada en un ayate que envolvía rosas de Castilla, las cuales no eran propias ni del lugar ni de la estación.
Los franciscanos y otros grupos católicos rechazaron el culto a una figura que decían preservaba la figura de Tonantzin Coatlicue. Bernardino de Sahagún ha señalado que los indígenas acudían al cerro de Tepeyac a adorar a la vieja diosa pagana y hacían caso omiso de las numerosas iglesias establecidas para el culto católico. El arzobispado de México, sin embargo, promovió el culto a la advocación por considerar que la similitud con la vieja religión ayudaba a la aceptación de la nueva fe. Un texto en náhuatl titulado Nican mopohua (Aquí se narra), publicado en 1649, más de un siglo después de la aparición de 1531, y atribuido a Antonio Valeriano, estableció el relato oficial del milagro del Tepeyac. En ese texto se habla de Santa María Totlazonantzin Guadalupe, en un claro caso de sincretismo entre la religión indígena y la española.
Las dudas sobre la aparición de la Virgen no han desaparecido con el tiempo. El propio Guillermo Schulenburg, quien durante 33 años y hasta 1996 fue abad de la basílica de Guadalupe, declaró públicamente que "la existencia del indio Juan Diego no ha sido demostrada". Para él, como para muchos historiadores, Juan Diego era "un símbolo y no una realidad". Afirmó además que la imagen de la Virgen es "producto de una mano indígena y no de un milagro". Schulenburg fue destituido como abad y con el tiempo Juan Diego fue canonizado, en una decisión que buscó subrayar la convicción de la Iglesia en la existencia del milagro del Tepeyac.
Las dudas, vale apuntar, nunca permearon al nivel del pueblo. La fe de la mayoría de los mexicanos en la Virgen de Guadalupe es inquebrantable. De hecho los mexicanos, antes que cristianos, parecen ser guadalupanos. Han necesitado más de una madre amorosa en sus momentos de dificultad que de un Mesías clavado en una cruz.
DÉBIL DE CARÁCTER
"Yo creo que muestra una debilidad de carácter." Esto dijo Ernesto Cordero, el exsecretario de Hacienda y aspirante a la candidatura presidencial del PAN, acerca de Josefina Vázquez Mota, a quien las encuestas colocan al frente entre los precandidatos presidenciales del PAN. La caballerosidad en la campaña ha sido ya reemplazada por descalificaciones personales.
Facebook:
Sergio Sarmiento (oficial)