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Guadalupanos

Diálogo

YAMIL DARWICH

El historiador del período de la Independencia de México, Juan N. Chavarri, escribió en su "Historia de la Independencia" que, al llegar los independentistas al pueblo de Atotonilco, Miguel Hidalgo vio el estandarte de la Virgen de Guadalupe en la iglesia del lugar y le vino a la mente la gran idea de tomarlo y hacer de él la bandera de la causa.

Carlos María Bustamante, -1774 -1848- cronista, historiador, periodista y político mexicano, consideró ese acto como "genial", al encontrar un vínculo de unión entre los mexicanos; indígenas, criollos y mestizos, encontraron una razón para romper con sus diferencias y unirse a una sola causa: la Independencia de México.

El mismo Bustamante escribió: "la vista de la Santa Imagen era suficiente para enardecer los ánimos y aumentar el odio de los mexicanos con los españoles".

Esas amalgamas de genes y culturas, con el tiempo conformaría lo que reconocemos como la idiosincrasia mexicana, las encontramos en las creencias de los soldados españoles, quienes igualmente fervorosos, pedían a la madre de Jesús, les ayudara a vencer en la batalla contra los insurrectos; en su caso, rogándole a la Virgen de los Remedios, a la que, por cierto, representan con un niño Jesús en brazos y a éste armado con una espada; ella les ayudara a conservar vida, salud y alcanzar la victoria.

El hecho, es un ejemplo del cómo podemos mostrar en nuestra cultura ambivalencias sui géneris: el amor dedicó, reflejado en el culto a María de Guadalupe y la negación de las enseñanzas del mismo Dios, que en sus mandamientos enseñara: "no matarás".

Así, ¿cómo no vamos a estas confundidos?, ...¿verdad?

México está poblado por cristianos guadalupanos en abrumadora mayoría y la creencia en la capacidad intermediadora de la Virgen con Dios, está muy por encima de la duda; es un caso de aplicación para la comprensión de la fe, que alimenta la esperanza de quienes padecen penas, tristezas o dolor humano; anima a deudores, enfermos, familiares de los mismos y hasta fortalece el ruego por los difuntos.

En esa misma esencia del "creer", -que no tiene relación alguna con la lógica de la razón y la ciencia- nos lleva a pedirle nos auxilie y defienda de los enemigos, aunque eso signifique dañarlos; rogarle que se cumplan nuestros más grandes y lícitos anhelos, caso de aquel que está urgido en resolver sus graves situaciones económicas, hasta apoyarnos para que se dé cumplimiento a nuestros más vanos deseos, como el triunfo de nuestro equipo de futbol favorito.

La "Morenita", apodo cariñoso que aplicamos a la Virgen de Guadalupe, es parte importante en nuestra identidad nacional y para demostrar lo anterior, piense en cada una de las capillas, iglesias o catedrales del país y recuerde que en todas ellas se encuentra una imagen de la "Patrona de los Mexicanos".

Ignacio Manuel Altamirano, -1834 -1893- escritor, periodista, maestro y político mexicano, escribió: "Si hay una tradición verdaderamente antigua, nacional y universalmente aceptada en México, es la que se refiere a la aparición de la Virgen de Guadalupe" y también declara: "no hay nadie, ni entre los indios más montaraces, ni entre los mestizos más incultos y abyectos, que ignoren la aparición de la Virgen de Guadalupe. En ella están acordes no sólo todas las razas que habitan el suelo mexicano, sino, lo más sorprendente aún, todos los partidos que han ensangrentado el país por espacio de medio siglo (...) En último extremo, es el último vínculo que los une (...) la profunda división social desaparece, también, solamente ante los altares de la Virgen de Guadalupe. Allí son igualados todos, mestizos e indios, aristócratas y plebeyos, pobres y ricos, conservadores y liberales (...) En cada mexicano existe siempre una dosis menos o menos grande de Juan Diego".

La fe en ella, ha sido propagada por toda Latinoamérica y recibe homenaje en prácticamente todos los países del continente, incluyendo a las naciones del norte, que han sido recolonizadas por mexicanos que llevan consigo la creencia y veneración a la citada Guadalupana. Tan sólo reflexione en los estados del sur de los Estados Unidos de Norteamérica, donde las fiestas del 12 de diciembre son organizadas con fervorosa alegría.

A pesar de los grupos religiosos antagónicos al Catolicismo, -que merecen nuestro mayor respeto- la Virgen de Guadalupe es parte de la Historia Nacional -aún ante las posturas de quienes niegan su existencia, desde Joaquín García Icazbalceta, hasta el abad Shulemberg- y forma parte de la tradición arraigada de interpretación de la fe cristiana.

Al intentar arrancar esos constructos de idiosincrasia mexicana, se incurre en el grave riesgo de desnaturalizar y confundir la identidad cultural, puesto que la Virgen de Guadalupe irrumpió en nuestra historia en el momento en que se formaban las bases que hoy día nos caracterizan. ¿Usted qué piensa?

Ydarwich@ual.mx

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