Guerra contra el crimen
Pocas esperanzas nos da Genaro García Luna. El secretario de seguridad pública, el funcionario encargado de garantizar la seguridad de los mexicanos, señaló en una entrevista en Cancún, en el marco de la 28ª Conferencia Internacional para el Control de las Drogas, que la violencia en México podría empezar a disminuir en el año 2015 y que sólo entonces podría iniciarse el retiro del ejército de las calles.
Esta apreciación se basa en la experiencia previa de países como Colombia. Hay un periodo largo entre el momento en que se empieza a combatir en serio al crimen organizado y en el que se registran los primeros resultados positivos de este esfuerzo. Esto es por lo menos lo que nos dice García Luna.
El problema es que es falsa la afirmación de que el combate contra el narcotráfico y el crimen organizado empezó con el inicio del actual gobierno, como sostienen los actuales funcionarios gubernamentales. Desde la década de 1980 se registraron acciones vigorosas de combate al narco y se obtuvieron detenciones muy sonadas. ¿O acaso nos hemos olvidado de la captura o muerte de Ernesto Fonseca (don Neto), Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero, Héctor (el güero) Palma y los hermanos Arellano Félix? Los decomisos de droga en los años y décadas anteriores al gobierno del presidente Calderón fueron también muy importantes.
El actual mandatario y su secretario de seguridad pública pueden enorgullecerse de haber aumentado de forma muy importante los presupuestos de seguridad y procuración de justicia. Es difícil saber a cuánto asciende este gasto, porque los montos se esconden no sólo en los presupuestos de la SSP y la PGR, sino también en la Secretaría de la Defensa, la Secretaría de Marina y una amplia gama de aportaciones a los gobiernos estatales y municipales. Las cifras oficiales, sin embargo, apuntan a un aumento de casi el 100 por ciento en el actual sexenio. Pero los resultados han sido decepcionantes o incluso negativos.
El peor fracaso se encuentra en el número de ejecuciones, que se han sextuplicado desde 2006, el último año del gobierno de Vicente Fox. Otros indicadores son también negativos. El consumo de drogas ha aumentado tanto en Estados Unidos como en México, en tanto que la producción y distribución también están al alza.
El gobierno usualmente presenta largas listas de narcotraficantes y otros criminales detenidos como muestra de que el esfuerzo está rindiendo frutos. La verdad, sin embargo, es que los ciudadanos no aportan recursos para esta lucha sólo por aumentar el número de inquilinos de las cárceles sino a fin de elevar la seguridad en las calles. Y es en ese indicador crucial donde se está perdiendo la guerra.
Es triste que, ante esta adversa situación, el secretario de seguridad pública prometa que las cosas van a mejorar, pero sólo en 2015, tres años después de que él, presumiblemente, deje el cargo que actualmente tiene. Mucho más honesto sería simplemente reconocer la derrota.
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