Las escenas que vivieron los texmeluquenses no han podido ser olvidadas, a un mes de la explosión en uno de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) que dejó como saldo 30 muertos, 51 lesionados y cuantiosos daños materiales.
Fernando González tiene su casa sobre la avenida 11 de Noviembre, una de las principales zonas afectadas por la explosión que generó la fuga del combustóleo y a un mes de la contingencia, sigue dando gracias a Dios por continuar vivo y haber salvado a su familia.
Al pedir recordar lo ocurrido el 19 de diciembre a las 5:50 horas, se llenaron sus ojos de lágrimas, al tiempo de suspirar y santiguarse frente a una imagen de la Virgen de Guadalupe que tiene en su tienda de abarrotes en calles apartadas de la conocida zona cero.
Refirió que la mañana de ese domingo, cerca de las 6:10 horas, descansaba con su esposa, de 45 años de edad, y sus tres hijas adolescentes en su casa, cuando su hermano lo llamó por teléfono para despertarlo y decirle que de inmediato debía salirse, "pues la primera versión es que había explotado una gasolinera o un negocio o los ductos, nada era seguro".
De inmediato tomó a su familia, se subieron a su camioneta y salieron sin rumbo, "manejé, pero exactamente no sabía hacia donde, sólo seguía a los vecinos que ya se habían adelantado, mientras miraba por el retrovisor la nube de humo negro que cubría el cielo".
Explicó que una vez que aseguró a su familia, decidió regresar a la calle donde ha vivido por más de 52 años para ayudar a sus vecinos y convertirse así en un voluntario más de la Cruz Roja y de los cuerpos de rescate.
"Fui testigo de como mis vecinos le pedían a uno de sus hijos, un muchacho de 24 años de edad, que brincara la barda para salvarse, pero él insistía en quedarse porque su esposa se había desmayado y no podía cargarla, al mismo tiempo que su pequeña hija, de siete meses, no reaccionaba", indicó.
"Los familiares del joven decidieron ponerse a salvo, al momento del recuento de los daños, se encontraron los tres cuerpos calcinados sobre la cama matrimonial, como si el fuego los hubiera sorprendido dormidos", relató.
Fernando González indicó que como esta hay otras escenas muy duras para los habitantes de San Martín Texmelucan, y la realidad empeoró conforme pasó el tiempo y se conoció de la magnitud que dejó la tragedia.
Martina Guerra, es madre de una niña de ocho años, quien estudia el cuarto año de primaria en la escuela primaria Teniente Alvino, ubicada cerca de la zona cero.
Relató que para ella ha sido difícil el retorno a clases, pues su hija está muy deprimida y se pone a llorar, tras el recuerdo de su compañerita de clase que murió por la explosión en el ducto.
En esta escuela, explicó, fueron cuatro los menores de edad que se dieron de baja porque no quieren venir a la escuela, les da miedo pasar por la calle y ver las casas afectadas, aun cuando los trabajadores de Pemex ya han limpiado un poco esta zona.
Relató que la directora del plantel les ha manifestado que han solicitado a las autoridades de la SEP el apoyo de terapias psicológicas para los escolares, pues se encuentran deprimidos, tristes, y algunos más, durante la clase, de un momento a otro comienzan a llorar.
Vecinos de la colonia Solidaridad indicaron que la burocracia por parte de la paraestatal les ha impedido recibir a tiempo el pago de las indemnizaciones.
Agustín, quien pidió el anonimato por temor a ser víctima de extorsión o fraude, resaltó que en su caso valuó su casa en 900 mil pesos, y Pemex le entregó dos millones de pesos "pero no todos los vecinos han corrido con esa suerte", dijo.
Oscar Quiroz, representante de los afectados de la avenida 11 de Noviembre, comentó que la paraestatal ha cubierto alguna parte de los daños a los propietarios de los inmuebles afectados.
Reconoció que la falta de indemnización se debe a que no cuentan con todos los documentos para comprobar lo que demandan.
Pidió la comprensión de la autoridad municipal que encabeza Noé Pëñaloza, para ser más flexible y dar todas las facilidades a los damnificados, para que reciban a la brevedad sus documentos como actas de nacimiento, actas de matrimonio, comprobantes de predial o pago de agua, entre otros papeles de valor.
