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¿Habrá alianza PAN-PRD en Edomex?

Gran Angular

RAÚL RODRÍGUEZ CORTÉS

Nadie duda a estas alturas que en el proceso electoral del Estado de México prácticamente se definirá la elección presidencial de 2012 y que en esos comicios locales que tendrán lugar el 3 de julio de este año, se pondrá a prueba la tan cantada recuperación del otrora todopoderoso PRI.

Por esas razones, el gobernador de ese estado, Enrique Peña Nieto, ha echado toda la carne al asador con tres objetivos clave: consolidar su imagen como el más aventajado aspirante a la Presidencia de la República (no sólo en su partido sino entre todos los suspirantes), "amarrar" la candidatura presidencial priista y echar al PAN de Los Pinos tras dos sexenios que mucho han dejado a desear respecto a lo prometido.

Pero antes de 2012 está la aduana del Estado de México, donde ni Peña Nieto ni la dirigencia del PRI -que aprendidas las lecciones recientes, todo indica que convergerá de manera unitaria en el ex gobernador de Coahuila, Humberto Moreira- han revelado quién será su candidato, aunque se muestran confiados -a veces hasta soberbios- de que mantendrán el poder en esa entidad emblemática por tener el mayor número de votantes en el país.

Una alianza opositora entre el PAN y PRD como las que redituaron triunfos en Oaxaca, Puebla y Sinaloa, parece ser la única posibilidad de evitar el triunfo del PRI en el Estado de México y revertir la percepción de que el blanquiazul o el partido del sol azteca por sí solos, podrían alzarse con la victoria.

Pareciera, a la luz de los hechos recientes, que el PAN ya no cuenta, que ya es historia y que para obtener alguna victoria en las urnas tendría que aliarse con la izquierda, cada vez más dividida. Una parte de ella, esto es, el PRD dirigido por Jesús Ortega, un aliancista a ultranza, no tiene todo el control en sus manos. No hay mayor evidencia de ello que el hecho de que los dos fuertes políticos que se disputan el liderazgo izquierdista, a saber Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, respaldan la candidatura al Estado de México del diputado federal y ex jefe de Gobierno del DF, Alejandro Encinas. Éste ha aceptado someterse al plebiscito sugerido por Los Chuchos respecto a la candidatura, pero de entrada rechaza formalizar una alianza con el PAN, partido que, por su parte, no ve en él al candidato aliancista y prefiere promover al senador Ulises Ramírez o como plan B al secretario particular de Felipe Calderón, el ex dirigente nacional del PAN, Luis Felipe Bravo Mena, ante la abierta negativa a contender de la coordinadora de la diputación federal blanquiazul, Josefina Vázquez Mota que, aún así, parece seguir deshojando la margarita.

Lo cierto es que la eventual postulación de Encinas pescó al panismo fuera de base porque el hoy coordinador de la diputación federal perredista es una carta fuerte, no sólo porque ya le dieron su apoyo Ebrard y AMLO, sino porque ha destacado por sí mismo, sobre todo como jefe de Gobierno sustituto del DF.

Pero si va Encinas no irá en alianza con el PAN, delo por hecho. En eso lo apoyarían el propio López Obrador, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y quizás hasta Ebrard, cuyo mentor, Manuel Camacho, ha sido uno de los principales promotores de la alianza opositora entre el blanquiazul y el partido del sol azteca.

Entonces la pregunta es ¿ganaría Encinas con una candidatura exclusiva de la izquierda, a un aspirante priista que tendrá todo el respaldo de una imagen fuerte y costosamente trabajada como la de Peña Nieto (aunque sólo fuera eso) y el de una estructura partidista que después de perder la Presidencia en 2000, reestructuró comités municipales y consejos políticos y que incluso se planteó ganar hasta 60% de la votación efectiva? Muchos opinan que no, aunque en lo personal creo que si la izquierda organiza una campaña inteligente, de unidad y con el respaldo del movimiento lopezobradorista, no sería sorpresiva una victoria de Encinas.

1. TALIBANES LAICISISTAS. Así llamó la Arquidiócesis de México a Marcelo Ebrard y a los integrantes de su Gobierno. Un talibán es un fanático religioso islámico de Afganistán. Se infiere, entonces, que a ojos del arzobispo primado, Norberto Rivera Carrera, un "talibán laicisista" es un fanático del laicisismo, es decir, la tolerancia religiosa que le impide a él imponer su intolerancia. ¿Será?

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