Temores. La incertidumbre en los mercados financieros provocó la semana pasada grandes pérdidas en las bolsas mundiales.
La volatilidad e incertidumbre han vuelto a los mercados especulativos. Las bolsas de valores del mundo desarrollado y de las economías emergentes son presa del temor que entre los inversionistas ha despertado la falta de un liderazgo global, uno que genere confianza sobre el rumbo que pueden tomar la economía y el sistema financiero global.
Con la disminución de la calificación que Standard & Poor's otorgó a Estados Unidos, colocándola además con una perspectiva negativa, se confirma que este país enfrenta una severa crisis de credibilidad, fruto del incorrecto manejo de su política económica y de haberse entregado a la inversión especulativa.
La ausencia de una regulación financiera provocó la crisis de 2008, y sentó los cimientos de los rescates públicos que, paradójicamente, favorecieron a un sistema financiero que fue responsable de la recesión. Evidentemente se erró en la estrategia: destinar recursos multimillonarios a sectores improductivos, sedientos de ganancias especulativas y que únicamente son recolectores de riqueza, no generadores de la misma.
El sistema económico real, aquel que genera empleos y producción de bienes y servicios necesarios para la vida diaria de las personas, no se beneficio de las políticas aplicadas por los bancos centrales y los gobiernos de las economías desarrolladas. Al no incidir en el aparato productivo real, los recursos se fueron al barril sin fondo de la especulación, a un verdadero agujero negro financiero.
No hay sorpresa sobre los montos de deuda pública que existen en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, España o Japón, es algo conocido desde hace años. El inadecuado manejo político y la creciente especulación son lo que propicia esta nueva etapa de volatilidad.
Desgraciadamente los problemas financieros se coluden con una desaceleración de la economía global, y pueden llevar a una crisis económica. Si bien es prematuro pensar en que no hay salidas para evitar una recesión, lo que no puede descartarse es un periodo de bajo crecimiento económico.
Durante el primer semestre del año, Estados Unidos, Japón y algunos países de la Unión Europea tuvieron un desempeño inferior al originalmente estimado, provocando una revisión a la baja de los pronósticos sobre su comportamiento para el resto del año. La alta desocupación es una variable que inhibe la recuperación de su mercado interno, el motor de su economía.
A lo anterior se suma el desplome bursátil, justo en el momento en que los gobiernos de dichos países necesitan mayores recursos. La solución de corto plazo que algunas de las naciones desarrolladas han tomado es la astringencia económica, recortar su gasto.
Si bien en el caso de Estados Unidos se aumentó la posibilidad de endeudarse, ello únicamente es con el fin de evitar mayores problemas políticos en el corto plazo, ganando un poco de tiempo para realizar el inevitable y doloroso ajuste de sus finanzas públicas.
El tiempo del dinero gratis se acabó, el mejor de los escenarios futuros es un periodo de tiempo en donde el mundo desarrollado, y los países dependientes, del mismo crecerán de manera limitada. No obstante otra realidad se está gestando, la de una nueva recesión que podría encontrar al mundo en una situación de debilidad mayúscula.
La mayor parte de las sociedades no se han repuesto de la crisis reciente, por lo que una nueva contracción vendría a exacerbar problemas como el desempleo, la pobreza, la baja inversión y el limitado consumo privado. Dichas variables están vinculadas con el bienestar de la gente y hoy son víctimas de la especulación.
Para evitar dicho colapso es imprescindible que se implemente una estrategia global, que se rediseñe al sistema financiero y privilegie la verdadera creación de riqueza y empleo, de otra manera el mundo no saldrá del círculo vicioso en el que está y que podría desembocar en una nueva recesión.
AA+ BAJO LA
Calificación de la deuda de Estados Unidos.
2.19 POR CIENTO
Cayó la bolsa de NY el 2 de agosto ante la incertidumbre.