Una revisión exhaustiva en el Centro de Readaptación Social de esta capital dejó al descubierto la falta de control y vigilancia con que ha operado desde hace meses. Con una lista de 35 homicidios en el último año, y la fuga de por lo menos 20 internos, en el Cereso de Aquiles Serdán durante la última semana se localizó armamento que ni siquiera algunas policías locales de la entidad tienen en sus guarniciones.
La Fiscalía General del estado informó que en las celdas, así como en dos sótanos clandestinos y un túnel cavado por los reos, se confiscaron 10 armas largas, de las denominadas Uzzy, R-15 y cuerno de chivo; 34 armas cortas, tales como .9 milímetros, .38 súper, .380, .40, .45, .25, y .38 especial; 89 cargadores distintos calibres; 2 mil 953 cartuchos útiles; dos granadas de fragmentación y una escopeta.
Sin embargo, hasta el momento sólo fueron detenidas tres personas por estos hechos, un jefe de custodios y dos celadores, quienes fueron turnados ante un juez por el delito de ejercicio ilegal del servicio público, delitos cometidos en el ámbito de la ejecución penal y asociación delictuosa.
Ningún funcionario de mayor nivel jerárquico fue señalado como cómplice, a pesar que en los cateos también se localizaron 180 litros de licor; 2 mil 260 dosis de enervantes como cocaína y heroína; paquetes con seis kilos de marihuana; 35 armas hechizas, entre ellas dos escopetas; 132 celulares; 26 radios; mil 26 puntas y 26 cuchillos.
Las autoridades penitenciarias explicaron que ayer sábado mil 800 internos fueron reubicados en diversas habitaciones del Cereso, como una forma de desarticular los grupos de poder en la cárcel.
Los cateos iniciaron luego que el pasado domingo un equipo de la Policía Federal, que acudió a recoger a unos reos que serían trasladados a una prisión federal, fue atacado a tiros desde la azotea de una de las habitaciones del penal, sin que se presentaran lesionados.
Las visitas familiar y conyugal se suspendieron por seguridad, lo que ha provocado tres manifestaciones de parientes de los reos que exigen se les permita ver a los internos.
El 23 de mayo pasado fue desmantelada una cantina que operaba en uno de los talleres de la unidad de bajo riesgo, que es una extensión del Cereso de Aquiles Serdán.
