Hallazgo en Trípoli. Huesos en una fosa común en Trípoli. Una fosa común con mil 270 cadáveres fue descubierta en Trípoli por los insurgentes, anunciaron portavoces de la oposición.
Una fosa común con mil 270 cadáveres fue descubierta ayer en Trípoli por los insurgentes, anunciaron portavoces de la oposición. La fosa se encuentra cerca de la prisión de d'Abou Salim.
Este descubrimiento fue posible gracias a las informaciones suministradas por un simpatizante del régimen de Muamar Gadafi, detenido horas antes. Las fuentes han explicado que el simpatizante del régimen de Gadafi precisó el lugar exacto de la fosa después de ser interrogado. Los restos encontrados en la fosa podrían pertenecer a presos de la cárcel de Abou Salim masacrados por el régimen de Moumar Gadafi en 1996.
El jefe del Consejo militar de Trípoli, Abdelhakim Belhadj, que ha estado detenido durante muchos años en la prisión de Abou Salim afirmó que las fuerzas rebeldes han estado recopilando información sobre el emplazamiento de la fosa común, pero que aún existen incertidumbres al respecto.
Este establecimiento penitenciario situado en la capital libia tiene una siniestra reputación, los adversarios al régimen que fueron detenidos durante los años del gobierno de Gadafi aseguraron que fueron torturados sistemáticamente con diversas tecnologías.
Esta prisión albergó también a los presos acusados de pertenecer al Grupo Islámico Libio de Combate (GICL) quienes al parecer fomentaron un intento de rebelión de la población reclusa que terminó con la masacre de 1996, una de las mayores masacres de la historia del país.
Más de mil 200 personas fueron asesinadas y este hecho fue silenciado por las autoridades.
A finales del mes de agosto, cuando los rebeldes lograron el control de Trípoli los habitantes próximos a este complejo penitenciario abrieron las puertas y liberaron de centenares de detenidos.
EFE
Salé hace promesas
El desafiante presidente yemení Alí Abdalá Salé habló ayer domingo al país por primera vez desde que sobrevivió a un ataque contra su complejo, y no hizo promesas de renunciar inmediatamente, pero dijo que está comprometido con un acuerdo para dar fin a meses de violencia incesante.
Salé parecía estar mejor de salud luego de pasar cuatro meses en la vecina Arabia Saudí para recibir tratamiento por graves quemaduras y otras lesiones que sufrió en el ataque del 3 de junio contra su complejo en Saná, la capital. Salé regresó repentinamente el viernes, y una semana de renovados choques entre sus fuerzas y los rebeldes se intensificó, cubriendo las calles capitalinas de cadáveres.
"La crisis es grande. A ustedes que buscan el poder, vayamos todos a las urnas", dijo Salé, insinuando que se efectúen elecciones en lugar de renunciar, como han demandado los manifestantes durante meses.
El autocrático presidente, que ha gobernado el país durante 33 años, está bajo enormes presiones de las manifestaciones callejeras y sus vecinos árabes para entregar el poder y poner fin a la crisis, que ha dejado centenares de muertos desde que comenzaron las protestas contra el gobierno en febrero.
En varias ocasiones, Salé ha indicado su disposición a firmar un acuerdo para renunciar a cambio de inmunidad judicial, pero se ha retractado a última hora.