Alerta nuclear. El primer ministro Naoto Kan habló con los trabajadores en el operativo en Fukushima.
Una filtración al mar de agua contaminada proveniente de la central de Fukushima elevó la inquietud por el alcance de la radiactividad, que sigue dificultando los esfuerzos para reactivar el sistema de refrigeración de la planta nuclear.
TEPCO, la empresa operadora de la central de Fukushima Daiichi, informó de que se ha hallado una grieta de unos 20 centímetros en el muro de una fosa cercana al reactor 2, inundada con agua muy radiactiva, que desde allí se filtra poco a poco al océano.
Los trabajadores tienen previsto verter cemento para cubrir la grieta y detener el escape, de cuya existencia se sospechaba tras detectarse en los últimos días en las aguas costeras próximas a la central niveles de radiactividad muy superiores al límite legal.
La fosa, de unos 2 metros de profundidad, contiene cables eléctricos y está muy cerca de la toma de agua del reactor 2, que al igual que las unidades 1 y 3 tiene varias áreas anegadas con agua radiactiva que complica aún más los esfuerzos de los operarios.
La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón no descarta que haya otras filtraciones de líquido contaminado al mar, y ha ordenado a TEPCO que haga pruebas en las aguas costeras para evaluar la presencia de materiales radiactivos.
Según datos revelados el Ministerio nipón de Ciencia, en muestras tomadas hace 3 días en aguas marinas a 40 kilómetros al sur de Fukushima el nivel de yodo 131 duplicaba los límites legales hasta 79.4 becquerels por litro.
Un portavoz de la Agencia de Seguridad Nuclear indicó que ese yodo se diluirá y por tanto no supone una amenaza para la salud, aunque insistió en que el organismo vigila de cerca la situación.