¡Hola mamá!

Durante nueve meses, todas las mamás suelen esperar con ilusión la llegada de sus bebés, y para que el parto se presente sin complicaciones es importante que las embarazadas sepan cómo se deben preparar para el momento de dar a luz.

La ginecóloga María Elena Galván Valenzuela explicó que la preparación para el parto no sólo es esperar la fecha del nacimiento del bebé, pues también implica todos los cuidados que la mujer debe llevar desde que se entera de su embarazo.

La preparación para el parto es un buen control prenatal durante los nueve meses, y consiste principalmente en las visitadas periódicas al ginecólogo.

En los primeros seis meses la consulta con el ginecólogo es cada mes, en los siguientes dos meses es cada quince días y en el último mes la visita puede ser hasta cada semana, dependiendo de la salud de la mujer, pues hay quienes tienen embarazos de alto riesgo como las adolescentes o mayores de 35 años.

“La preparación del embarazo no es decir ‘ya me voy a alistar porque mañana o pasado tengo mi parto’, no, es llevar un buen control durante los nueve meses y con esto se evitan muchas complicaciones”.

ACTIVIDAD FÍSICA

Para tener un buen parto se recomienda realizar ejercicios profilácticos y las rutinas e intensidad van acorde al mes de gestación que tenga cada mujer.

“Sí está indicado que la mujer embarazada tenga actividad física. Aunque también existe la creencia muy arraigada y antigua que deben caminar mucho, pero no es recomendable. Se trata más bien de hacer ejercicios enfocados a aprender a respirar, a fortalecer los músculos y a darles mayor elasticidad como los profilácticos”, señala María Elena Galván Valenzuela.

La ginecóloga explica que las embarazadas deben tener más tiempo de reposo, es decir, no deben estar mucho tiempo de pie ni caminar varios kilómetros. “El descanso favorece más la circulación feto-placentaria”.

Lavar, barrer, planchar, no deben ser considerados por las mujeres como ejercicio porque esas actividades sólo son trabajo normal y rutinario del hogar. Por eso es recomendable incluir en la rutina diaria ejercicios como los profilácticos.

Lo normal para las mujeres es subir entre nueve y 12 kilos durante el embarazo, “y quienes sobrepasan los límites pueden presentar presión arterial alta, hinchazón, y otras complicaciones durante la gestación y el parto”.

SÍNTOMAS DEL PARTO

Los síntomas del parto se presentan con dolores de tipo obstétrico conocidos como “contracciones”, las cuales en un principio son leves y muy espaciadas.

“Cuando ya hay trabajo de parto se deben sentir de tres a cinco dolores en diez minutos y con una duración de 40 a 50 segundos. Existe un momento donde no hay contracciones y el útero se relaja”, explica Galván Valenzuela.

El trabajo de parto inicia con cólicos leves que se convierten en contracciones que van aumentando en intensidad, en frecuencia y en duración.

En cada mujer el trabajo de parto es diferente porque hay que tomar en cuenta la edad de la paciente, número de embarazos. Las primerizas pueden durar en dar a luz de seis a 12 horas, y otras con más experiencia tardan entre cuatro o cinco horas.

“Hay quienes hasta en una hora tienen a su bebé pero todo depende de la salud, edad, y condición de la mujer”.

PARTOS SIN DOLOR

Los partos naturales pueden ser con o sin anestesia. Cuando no se presenta ninguna complicación es mejor no aplicarla.

“Se usa la anestesia (analgesia obstétrica) por ejemplo en las madres primerizas porque se tardan más en dar a luz. Son muchas las variables que se toman en cuenta para decidir aplicar una analgesia obstétrica para ayudar a la mamá y al bebé”, señala la ginecóloga.

La analgesia obstétrica permite que los músculos de la pelvis se relajen y esto ayuda a que los bebés salgan más rápido. “También hay mujeres que no son muy tolerantes al dolor y se le puede aplicar para que el trabajo de parto evolucione mejor”.

Hay mujeres que deciden tener un parto natural, pero sin dolor. Al respecto, la doctora considera que en este caso es bueno aplicar la anestesia aunque no tengan ninguna complicación porque ayuda a que el nacimiento del bebé sea más rápido y controlado.

En ocasiones sucede que con la anestesia los dolores de parto desaparecen, y en esta situación los médicos aplican una sustancia con oxitocina para que las contracciones continúen con la misma intensidad, frecuencia y duración.

“La paciente ya más tranquila y relajada coopera a que la evolución del parto sea más rápido con la analgesia, y esto también favorece que el bebé tenga más oxigeno”.

La aplicación de la analgesia no tiene un manejo rutinario por parte de los doctores, incluso María Elena Galván Valenzuela asegura que la mayoría de las mujeres no recurren a este método en los partos naturales.

LA CESÁREA, UNA OPCIÓN MÁS

Al igual que con la anestesia, para practicar la cesárea hay indicaciones muy precisas, “la cirugía se usa cuando el bebé está muy grande, y después de la valoración de la pelvis de la mujer sabemos que no podrá tener un parto normal”.

Cuando una mujer está por dar a luz por tercera vez y sus dos anteriores hijos nacieron por cesárea, también se programa para una cirugía.

Otras complicaciones que se toman en cuenta para que el doctor decida practicar una cesárea son: desprendimiento prematuro de la placenta, presión arterial alta inducida por el embarazo, y también cuando se trata de adolescentes porque su cuerpo no está preparado para enfrentar un parto natural.

En el caso de las mujeres mayores también se recomienda el uso de la cesárea, sobre todo cuando no han tenido ningún parto, es decir son primerizas.

Cuando las mujeres optan por tener un parto bajo el agua, es necesario cerciorarse que están en manos de gente capacitada y con un buen entrenamiento, recomienda la doctora.

“En México no es tan común, por decirlo de alguna manera, por eso es muy importante que las mamás investiguen si las personas o especialistas que las atenderán en su parto bajo el agua están capacitadas”.

Lo que sí es más común cada día es la presencia de los padres durante el alumbramiento, sin embargo, la doctora considera que no es recomendable.

“En lo personal no me parece lo mejor porque durante un parto se pueden presentar diversas complicaciones, y la presencia del padre puede generar tensión porque los médicos no pueden actuar con toda la libertad si hay que tomar algunas decisiones fuertes”.

Además hay hombres que se llegan a desmayar cuando presencian el parto de sus esposas, “y el personal médico se puede distraer atendiéndolo. En ocasiones se presentan muchos sangrados y los hombres no lo soportan, y si no es una persona conocedora del tema también puede pensar que algo anda muy mal y ponerse histérico o agresivo, nunca sabemos cómo puede reaccionar”.

COMPLICACIONES

En un parto se pueden presentar muchos imprevistos y complicaciones, incluso situaciones fatales como la muerte de la madre o del bebé.

Por eso es muy importante tener una monitoreo constante desde que la paciente inicia con el trabajo de parto. Hay que vigilar la frecuencia cardiaca del bebé para saber si disminuye o sube mucho, normalmente los latidos por minuto no deben bajar de 120 ni subir de 160.

Durante el parto también puede suceder que el bebé se enrede con el cordón umbilical o que éste se apriete y deje de pasarle sangre. Otra complicación es el desprendimiento de la placenta o sangrados abundantes de la madre.

“En ocasiones sucede que hay agravantes que no están detectados durante el embarazo y se presentan durante el trabajo de parto, como pueden ser los problemas cardiacos”, explica María Elena Galván Valenzuela.

EL PRIMER CONTACTO

Una vez que la mujer ha dado a luz, la primera conexión o contacto del bebé no es con la madre sino con los doctores, quienes de inmediato les prestan las primeras atenciones como retirarles la placenta y la sangre de su cuerpo.

“Esperamos a que los bebés empiecen a respirar por sí mismos, que no tengan residuos en su boca o nariz. La primera conexión del bebé con su madre se da cuando los doctores nos cercioramos que está completamente bien. No sucede como se ve en la televisión que nacen y de inmediato se lo entregan, no es así”.

Y es que es muy importante retirar todas las secreciones de la nariz y de la boca, porque si hay algún residuo cuando el bebé empieza a respirar por sí mismo puede bronco aspirar y esto ocasiona complicaciones de salud muy serias para los pequeños.

LA RECUPERACIÓN

Después del parto, la madre tarda un promedio de 45 días para recuperarse. En el puerperio mejor conocido como cuarentena, la mujer presentará aún sangrados y su organismo volverá poco a poco a su estado normal.

“Es un proceso de recuperación, pero durante el puerperio aún se pueden presentar complicaciones si no hay un adecuado cuidado. Las mujeres llegan a tener infecciones, sangrados constantes, entre otros”.

En este tiempo de recuperación la mujer debe guardar reposo y alimentarse bien, incluso seguir tomando vitaminas porque ahora deberá alimentar a su bebé a través de la leche materna.

Incluso, la doctora asegura que la buena alimentación y los cuidados necesarios en el puerperio pueden aminorar los síntomas de la depresión posparto si es que llegan a presentarse y la intensidad de los mismos dependerán de la personalidad de cada mujer.

“Hay mujeres que tienden a la depresión y que son más susceptibles de sufrir la depresión posparto. Si síntomas como tristeza, melancolía, llanto, son constantes y persistentes lo mejor es pedir ayuda psicológica, aunque también hay mujeres que les pasa totalmente desapercibido este estado o no llega a presentarse”.

La doctora aconseja a las mujeres con síntomas de depresión después del parto, buscar ayuda multidisciplinaria: ginecólogo, psicólogo y psiquiatra.

“Lo importante es entender que la depresión posparto la puede sufrir cualquier mujer que dé a luz, y que no es malo buscar ayuda profesional para superar esta etapa”, asegura la ginecóloga María Elena Galván Valenzuela