Relicario con sangre de Juan Pablo II. EFE
Una iglesia costarricense albergará de forma permanente a partir del próximo sábado una muestra de sangre del beato Juan Pablo II, traída desde Polonia por quien fuera uno de sus secretarios, confirmaron hoy las autoridades católicas.
La reliquia estará en el templo de la ciudad de Paraíso de Cartago, unos 35 kilómetros al este de San José, colocada en un altar especial para que los fieles y visitantes puedan verla sin problemas, confirmaron a Efe funcionarios de la Curia de esa localidad.
La parroquia colocará el próximo sábado la reliquia durante una misa y una celebración oficial presidida por el obispo de Cartago, monseñor José Francisco Ulloa.
La sangre del beato fue traída el domingo pasado a Costa Rica desde Cracovia, la ciudad natal de Juan Pablo II, por el sacerdote polaco Derek Ras, quien fuera secretario de Karol Wojtyla durante todo su papado y actualmente se desempeña como secretario del arzobispo de esa ciudad europea, el cardenal Stanislaw Dziwisz.
Según la Curia de Cartago, la llegada de la reliquia a Paraíso ha sido posible gracias a los lazos de amistad personal entre Ras y el sacerdote costarricense Donald Solano, quienes fueron compañeros de estudio en Alemania en la Universidad Pontificia.
Solano explicó a la prensa local que la iglesia de Paraíso será la primera en América Latina que albergue de forma permanente una reliquia del beato Juan Pablo II.
Resaltó además que de acuerdo con el derecho canónico hay tres categorías de reliquias, y la que estará en Paraíso es la más importante por tratarse de una parte del cuerpo del beato.
Los otros tipos de reliquias las constituyen los ornamentos y artículos que usó la persona en camino a la santidad, y por último las cosas que tocó, entre otras pertenencias.
Durante las celebraciones por la beatificación de Juan Pablo II, el pasado 1 de mayo, se exhibieron en la Catedral de Managua, en Nicaragua, una gota de sangre, una sotana, una imagen y una pintura del santo padre.
El nuncio apostólico en Nicaragua, el alemán Henryk Józef Nowacki, explicó entonces que la gota de sangre exhibida en Managua fue extraída del cuerpo de su santidad en un hospital en Roma después del atentado que sufrió en la Plaza de San Pedro el 13 de mayo de 1981.