"El Glorioso Cristo de Chiapas" un majestuoso monumento de 64 metros de altura fue inaugurado ayer martes por la noche, en su primera etapa, en el ejido Copoya de esta capital, como un tributo simbólico a la fe, la fraternidad y la convivencia pacífica.
La imponente estructura de hormigón y metal, con la imagen de una cruz que arropa en su interior a un Cristo se alza luminosa en una colina frente al cerro Mactumactzá.
"El Glorioso Cristo de Chiapas" es un proyecto arquitectónico alentado por empresarios, autoridades de gobierno y la arquidiócesis de esta capital, que encabeza el arzobispo Rogelio Cabrera López.
En su primera etapa, el monumento a la fe del pueblo cristiano chiapaneco, involucró una inversión de 90 millones de pesos. La infraestructura posee además una capilla y figuras emblemáticas del viacrucis.
La segunda etapa, que contará una inversión adicional de 30 millones de pesos, albergará una ruta de viacrucis, estacionamiento vehicular, así como un área de expendios y locales comerciales y está prevista su conclusión el año próximo.
El empresario Felipe Granda tesorero del patronato de " El Glorioso Cristo de Chiapas", explicó que la construcción de la obra inició hace cuatro años y fue posible terminar la primera etapa con la aportación generosa del pueblo chiapaneco y los diversos sectores productivos del estado.
Granda enfatizó que la estatua del Cristo , que se erige en la parte más alta de la ciudad, además de ser un atractivo turístico y símbolo de fe y de las creencias del pueblo, será con el transcurso del tiempo un referente para Chiapas en el país.
El presbítero José Luis Espinosa Hernández dijo que la imagen de la Cristo en la cruz será un signo que permitirá recordar constantemente que el hombre deber ir al encuentro con Dios.
Incluso, refirió, hay la anécdota de un hombre de la localidad que iba decidido a ingerir bebidas alcohólicas, pero al pasar por la ruta del Cristo cambió de actitud y se dijo " no, no iré a tomar".
"El Cristo Glorioso de Chiapas" , abundó el religioso, ayudará a recordar los compromisos de la fe y las obras. La fe no es un mero sentimiento, sino parte de una virtud teologal, una disponibilidad para estar convencidos de la realidad espiritual aun cuando no la vemos.
El teólogo dogmático y coordinador de la pastoral de comunicación de la arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez ,exaltó la trascendencia del símbolo en torno a las creencias.
"La fe sin obra, es fe muerta; la fe no es mera susceptibilidad ni subjetivismo, no son suspiros al aire, es compromiso con Dios, con nosotros y con los demás", puntualizó el catedrático del Seminario Mayor.
