Ayuda. La CEDH reconoció que autoridades de los tres órdenes de gobierno mantienen los apoyos elementales para los habitantes.
Durango
El daño que ocasionó la delincuencia organizada en la comunidad de Tierras Coloradas, municipio de Mezquital, es de tal magnitud que los indígenas se niegan a hablar de los hechos.
Este es el diagnóstico al que llegó la organización no gubernamental (ONG) Comisión de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, en conjunto con la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) de Durango, quienes verificaron las condiciones en que se encuentran los comuneros afectados y la manera de apoyarlos.
Se corroboró que, aunque hubo indígenas que decidieron permanecer en Tierras Coloradas, otros decidieron huir a otras comunidades y a la ciudad de Durango "para salvaguardar la integridad de sus familias".
El organismo de derechos humanos a nivel estatal detalló que "la situación no ha permitido tener la información completa", lo que se adjudica principalmente a que la magnitud de los acontecimientos generó un hermetismo total entre los habitantes de Tierras Coloradas.
Esta región del Mezquital fue atacada a finales de diciembre del año pasado por un grupo de delincuentes que incendió decenas de casas, un par de escuelas y asesinó a un indígena, quien a su vez logró dar muerte a uno de los presuntos malhechores.
Este ataque tuvo trascendencia a nivel nacional, pero la semana pasada el diputado local priista Luis Enrique Benítez Ojeda manifestó que tras realizar un recorrido por esa comunidad, se confirmó que el panorama actual "no es tan dramático ni es el apocalipsis".
