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Industria en picada

Empresa

Por Alberto Barranco

¿Se acuerda usted que durante el sexenio salinista, cuando llegaban al país vestidos procedentes de Taiwán que se vendían en 20 pesos, por más que no resistían la primera lavada, en tanto China nos enviaba zapatos tenis de dos dólares, las industrias emblemáticas en sus ramos se convertían en importadoras de productos similares?

El caso más significativo fue Calzado Canadá, la firma orgullo de Jalisco que en su momento llegó a ser la principal exportadora del país en su ramo, con una red de comercialización transnacional.

Bien, pues la historia se está repitiendo letra por letra, sólo que ahora las compañías han desmantelado su estructura para convertirse en brokers de importación de cualquier mercancía en la coyuntura.

El axioma es simple: Si no puedes con el enemigo, únete a él.

El escenario, naturalmente, lo ha multiplicado la revaluación de la moneda frente al dólar que abarata la mercancía del exterior, en un escenario en que el Gobierno, fiel al esquema implantado por el ex presidente Carlos Salinas De Gortari, le sigue tendiendo una alfombra roja a las importaciones.

De hecho, la Secretaría de Economía prepara una nueva oleada de desmantelamiento de aranceles o impuestos de importación para mercancías procedentes de países con los que no se han firmado acuerdos comerciales, que incluiría, entre otros productos, el azúcar y las llantas.

BALANCE GENERAL

En el escenario, más allá, está la inaudita canonjía otorgada a la Casa Blanca que permite que productos electrónicos e insumos médicos crucen la frontera sin revisión alguna por parte de México en materia de normalización, al avalarse la realizada en la nación de las barras y las estrellas.

El esquema, naturalmente, le abre la puerta a la triangulación de mercancías procedentes de países del Extremo Oriente, cuya certificación quedaría en manos de empresas privadas.

Y aunque, como lo anticipamos en este espacio, el Gobierno soslayará la posibilidad de un acuerdo de Libre Comercio o algo similar con Brasil, ya abrió dos puertas más: Perú y Colombia.

El resultado convoca al desastre: Durante la última década el empleo en la industria de la transformación, por años el sector más dinámico del país, se ha caído en 12.6 por ciento, en tanto las empresas del ramo han disminuido su actividad en 11.4.

Más aún, si durante décadas la industria manufacturera en su conjunto aportaba el 30 por ciento de los empleos eventuales y permanentes registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social, al cierre del año pasado el porcentaje se había reducido al 25. Y si le seguimos, entre el 2004 y el 2009 la industria del vestido registró una pérdida de 400 mil empleos, frente a los 700 mil que se generaban anualmente.

Y aún hay más, como diría aquél: Del año 2000 al 2010, en coincidencia con el ingreso de China a la Organización Mundial de Comercio, la pérdida de plazas de empleo llegó a medio millón.

En el cuesta abajo en su rodada se ubicaron también la industria del calzado, que solamente en Guanajuato integra 300 plantas, 620 tenerías, mil 500 fabricantes, 356 curtidores y cinco mil puntos de venta; la metalmecánica; la de equipos de protección personal; la de bienes de capital; la de equipos médicos; la electrónica; química, farmacéutica y llantera...

De hecho, hace años desapareció la única planta nacional fabricante de neumáticos que fundara en Azcapotzalco el también desaparecido Armando Tornell, en tanto los distribuidores de marcas emblemáticas han ido cerrando en proporción de 150 por año.

En lo que presume una calca de lo realizado en países como Chile y Brasil, la Secretaría de Economía ha colocado en el escenario del privilegio a ocho ramas aparentemente de alta competitividad e impacto: Vehículos de transporte, maquinaria y equipos; equipos eléctricos y electrónicos; minería, servicio de apoyo a negocios; industria alimentaria; servicio de salud y turismo.

Sin embargo, los apoyos carecen de articulación al no eslabonarse en un programa industrial que apunte hacia la competitividad, la productividad y la contratación de tecnología de punta.

Se diría, pues, que el barco navega sin brújula, sin cartas de navegación... y sin timón.

¿Se acuerda usted cuando el secretario de Comercio y Fomento Industrial salinista, Jaime Serra Puche, decía que la mejor política industrial es aquélla que no existe?

¿Le apostamos todo a que nuestras industrias gigantes se alíen a las multinacionales para no perecer? ¿Le apostamos a volver tianguistas a los industriales?

Esta semana se cumple un año de haberse suspendido una licitación para construir una terminal de contenedores en Tuxpan, Veracruz, cuya inversión apuntaba a 400 millones de dólares.

El obstáculo lo constituyó una reclamación de la compañía portuaria IPM, filial de Tribasa, alegando que se estaba dando preferencia al grupo Rivera del Pantepec que encabeza SSA México.

El caso es que la inconforme ha perdido todas las instancias.

De entrada, la Coordinación Federal de Puertos que encabeza Alejandro Chacón, no encontró evidencia de su dicho.

Más allá, Tribasa perdió un juicio de nulidad ante el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, y otra más ante el juzgado séptimo de Distrito de Tuxpan.

Lo grotesco del asunto es que en la revisión solicitada por la firma frente la resolución el Tribunal de Alzada a que se turnó, éste envió el expediente a otro de Morelos, alegando exceso de trabajo.

Ahora que el largo paréntesis afecta indirectamente al grupo ICA de Bernardo Quintana Isaac, quien está construyendo una autopista que conectaría la capital del país con Tuxpan, arriesgando una inversión de 800 millones de dólares.

El riesgo es que terminada ésta no haya suficiente tráfico de carga ante la inexistencia de una terminal de contenedores.

El mercado es de cuatro millones de éstos.

 NO A LA CASA BLANCA

De acuerdo al presidente de la Cámara Nacional de Autotransportes de Carga, Juan Carlos Muñoz, el Gobierno rechazó la propuesta de la Casa Blanca para revivir el programa piloto que le abriría paso a la apertura para transportes mexicanos a Estados Unidos.

El punto que quiebre fue la exigencia de que los choferes nacionales exhiban documentos que demuestren carecer de antecedentes penales y sean sometidos a una serie de investigaciones, incluso de carácter sicológico.

El problema es que los transportistas de Canadá entran libremente en la Unión Americana sin que se les aplique a los operadores la misma horca caudina.

Se trata, pues, de un caso más de trato desigual, o si lo prefiere de discriminación.

El marco en que la carga proveniente del país de hoja de arce se desplaza a Estados Unidos es la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

Dos pesas y dos medidas.

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