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Inicia la guerra de constructores

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DR. LEAL

Radiografía Política / Siguen Medina Y Aispuro Si alguien pensaba que el proceso de renovación de dirigencia en la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) sería un proceso pletórico de acuerdos y que marcharía sobre caminos perfectamente pavimentados, no pudo estar más equivocado. Las opiniones de los más mesurados no creen que se llegue a una situación de choque de trenes entre los dos grupos que disputan la dirigencia, pero sí se anticipa un cierre con final de fotografía. Al gremio de la construcción no le conviene la división; todos entienden que su fortaleza radica en la capacidad de trabajar en bloque para pelear contratos de obra, a los que solo tienen acceso los gigantes de la industria en México, y en el continente, por el capital contable que manejan.

Sin embargo, no todos parecen estar de acuerdo. El trabajo de proselitismo que realiza García Rosales coloca en riesgo la renovación de la CMIC. En un principio desplegó acciones muy sensatas dirigidas a ganar adeptos para su causa, emitió mensajes que apelaban al razonamiento de los socios de esta agrupación de empresarios, pero su estrategia sufrió un cambio radical: ahora no convoca a los socios a tenerlo en mente como opción para dirigir esta agrupación; prefiere abrir escenarios de confrontación. García Rosales señala directamente a Tomás Flores Rangel, actual presidente de la CMIC, de meter las manos para incidir en el proceso de renovación y que la presidencia quede en manos de Pablo Rivas.

Pero García Rosales omitió decir que detrás de su candidatura está el anterior presidente de la CMIC, Víctor Sánchez, a quien se señala de ser uno de los principales beneficiarios de la obra pública durante el gobierno de Ismael Hernández.

El mensaje que ahora envía Ernesto García, con sus señalamientos, es que no siente sólidas las muestras de apoyo y adhesión, y que el modesto despliegue de propaganda realizado en medios de comunicación no surtió efecto; como sucede en todo proceso de elección, el que se percibe perdido recurre a la estrategia de ataque y acusaciones para tratar de llamar la atención de los indecisos y que la decisión final pudiese favorecerle. En pocos días veremos cuál de las estrategias fue la más efectiva.

El rompimiento se ha dado entre Carlos Medina Alemán, secretario general de Convergencia, y José Rosas Aispuro Torres, ex candidato a la gubernatura por la Coalición "Durango nos Une". Luego del ninguneo de Aispuro al partido naranja por su participación en la pasada elección, Medina Alemán no se ha quedado callado y ha respondido de manera fuerte.

El último capítulo de esta serie de desencuentros se dio cuando Aispuro dijo en una entrevista televisada que a Carlos Medina le habían llegado al precio y que por eso eran los ataques en su contra, que él siempre había hablado bien de Convergencia y que Carlos estaba haciendo algo más grande por órdenes superiores.

Esta fuerte acusación mereció un respuesta igual de agresiva, al calificar de "loco" Medina Alemán a su ex aliado electoral. Mencionó que Aispuro había perdido la cordura y que ya no representaba los intereses de los duranguenses sino meras ambiciones personales.

Ambos políticos están enfrascados en una serie de descalificaciones que en nada les ayudan a los miembros de la oposición; sin embargo, la actitud timorata de Rosas Aispuro va generando descontento entre sus anteriores "amigos". A los panistas cada vez les queda más claro que Aispuro está deshojando la margarita entre el PRD y el PAN para 2012. ¿Seguirán tolerando ser un mero instrumento para los intereses del ex priista?

 VIVIR CON AUMENTOS

Dice Marco García, presidente de la Onexpo, que no puede ser que la gasolina de Estados Unidos esté a mejor precio que la gasolina mexicana y tiene mucha razón el representante de los gasolineros de Durango.

Desde hace dos años los aumentos a la gasolina han venido incrementándose sábado a sábado por órdenes del Gobierno Federal. Ernesto Cordero y Agustín Carstens han sido los "estrategas" financieros más cuestionados de las administraciones federales panistas. Bien les haría trabajar por el bienestar de los mexicanos y ponerse en los zapatos de los ciudadanos que sobreviven con dos o tres salarios mínimos, aquellos que no tienen qué comer hoy o que piden ayuda en las calles y piden prestado para echarle gasolina a su automóvil. Desde ese lugar sí se sienten los aumentos a la gasolina, no desde Los Pinos, en donde ponerle 100 pesos de la gasolina verde a sus automóviles es como comprar un chicle en la tienda.

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