Ya no es una sorpresa sino una esperanzadora realidad para los mexicanos.
A pesar del clima sangriento que viven varias regiones del país, la economía de México va en ascenso y con mejores perspectivas en comparación a los vaivenes que registra Estados Unidos.
Hace unos días preguntamos a un profesionista chileno que tuvimos de compañero de vuelo sobre la bonanza económica de Chile. "Vamos bien -comentó- pero está mejor México".
Bret Stephens del diario The Wall Street Journal escribió esta semana que "cuando muchos pensaban que México se transformaría en otro Estado fracasado. El 'Estado fracasado' entró en 'boom'".
Y así lo explica en su artículo titulado "La paradoja mexicana":
"En 2010, un año en el que hubo más de 15,000 asesinatos vinculados con las drogas (que representaron un aumento de casi 60% con respecto al año anterior) la economía creció 5,5%, la tasa más alta en una década. El peso mexicano se apreció frente al dólar. La inflación básicamente estuvo estable. Las reservas internacionales subieron a US$113.000 millones. Veintidós millones de turistas visitaron el país.
"El comercio con Estados Unidos llegó al nivel récord de casi US$400.000 millones. En Ciudad Juárez, donde 3,000 personas fueron asesinadas el año pasado, la industria de las 'maquiladoras' agregó alrededor de 20,000 empleos".
A lo anterior podemos añadir que las remesas de los mexicanos en el exterior crecieron un 5.2 por ciento en el lapso enero-abril de 2011 con respecto al año pasado. En el primer cuatrimestre del año las remesas ascendieron a 6,970 millones de dólares contra 6,622 millones de 2010.
¿Cómo es posible que una economía progrese cuando existe tan grave clima de inseguridad?
Esto puede explicarse desde varias perspectivas.
En primer lugar, México es un país muy grande y extenso por lo que difícilmente puede ser afectado en su totalidad por la oleada de violencia.
A un comerciante de Mérida poco o nada le influyen las ejecuciones de Durango. Tampoco a un agricultor de Ciudad Obregón o a un técnico de Torreón le impactan en su trabajo las muertes de Ciudad Juárez.
Resulta increíble, pero hoy en día para muchos profesionistas resulta más seguro y atractivo trabajar en la ciudad de México que en Monterrey o algún lugar de la frontera norte. Esto significa que la zona metropolitana del Distrito Federal con más de veinte millones de habitantes, labora en condiciones aparentemente normales.
En segundo lugar, México a diferencia de Estados Unidos no sufrió tan severo descalabro de sus instituciones crediticias por la crisis de 2008. Los mexicanos no se endeudaron con tanta irresponsabilidad como los norteamericanos y por lo mismo no están perdiendo sus casas, autos y otras propiedades.
Un tercer punto importante son los ingresos por la venta de petróleo, los precios internacionales siguen por las nubes y México a través de la paraestatal Pemex realiza hoy en día un jugosísimo negocio. Buena parte de las reservas provienen de este auge petrolero que se refleja en el enorme gasto que realizan el gobierno federal y los estatales.
Hoy en día las administraciones públicas son las principales fuentes de empleo y de generación de negocios en el territorio mexicano. Esperemos no se repita la historia de 1981 cuando un desplome en los precios del crudo provocó una de las peores crisis financieras del país.
Por último, habría que preguntarse si podría existir alguna relación en esta reactivación económica de México con un aparente control de las mafias del narcotráfico o viceversa.
Los hechos violentos dicen que no es así y que por el contrario la guerra contra el narco ha pulverizado a los grupos criminales lo que provoca una derrama económica generalizada.
En suma, la economía mexicana avanza a pesar de las adversidades para buena fortuna de una sociedad muy lastimada por tantos años de violencia e inseguridad.
Pero de poco servirán estos indicadores positivos si a mediano plazo no se pone un alto determinante a los dueños del crimen y de un alto número de ciudades y regiones de México. No hay razón, entonces, para lanzar las campanas a vuelo y menos en vísperas de 2012.
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