En un libro recientemente publicado por la UNAM (1), la Dra. Lucina Hernández del Instituto de Ecología estima que en La Laguna existen alrededor de 1,205 especies de fauna y flora silvestre que conforman la diversidad biológica local; para ello, utilizó los registros disponibles, particularmente de los estudios realizados en las áreas naturales protegidas de Mapimí, Cañón de Fernández y Sierra y Cañón de Jimulco.
El artículo fue escrito en 2008 y publicado dos años después. Quizá la Dra. Hernández no contabilizó los últimos registros obtenidos el año pasado en la Sierra del Sarnoso y los recientes que dio a conocer de manera preliminar el Dr. Gamaliel Castañeda sobre Jimulco, por lo que es posible que la lista sea aún mayor, algo que debe llamarnos la atención porque si bien puede ser posible que no se incluya la totalidad de los registros, sobre todo los más recientes o que éstos no necesariamente reporten todas las especies existentes en este espacio geográfico regional.
Aún así es un listado mayor al que podríamos esperar de una región tan disturbada ambientalmente por las actividades humanas.
Pero más llama la atención que esa importante biodiversidad, en gran parte albergada en los reservorios naturales locales, donde se hace lo posible por protegerla y conservarla, sea escasamente valorada por los laguneros, sobre todo por aquellos políticos que deciden la asignación de fondos públicos para administrar esos espacios protegidos, como sucede particularmente con Jimulco. En este caso, ha sido una tarea ardua de los académicos y grupos civiles involucrados en su gestión, informarles y más que esto, tratar de hacerle comprender a alcaldes, destacando los dos últimos, sobre la relevancia que tiene el que dentro del territorio que gobiernan exista esa riqueza biológica, la cual debe ser protegida y conservada no sólo por su administración, sino por todos los ciudadanos residentes en el área urbana y por los habitantes de las comunidades de esa área.
En el caso de Jimulco, la importancia biológica de esta área ha venido creciendo producto de las investigaciones que se continúan realizando, de modo tal que sin considerar los últimos registros del Dr. Castañeda, cuyo informe final está por difundirse, hasta el año pasado albergaba el 59.9% del total de especies reportadas para la Comarca Lagunera que señala la Dra. Hernández en la publicación de ese año, y ya con los registros nuevos del anterior investigador podrá alcanzar los dos tercios de ese total.
En su informe preliminar, este biólogo señala que Jimulco alberga el 50% de los reptiles y anfibios reportados en la Comarca Lagunera, el 24.6% del Estado de Coahuila, mientras que sobre las cactáceas se reporta el 33% del Estado de Coahuila y el 13.67% del Desierto Chihuahuense.
La importancia de Jimulco no sólo reside en número de especies que alberga el área, sino también es significativo el número de endemismos, es decir, de especies únicas para el lugar o el país, que hasta el año pasado sumaban 55 las reportadas, cantidad que parece se elevará con los nuevos registros obtenidos en campo por el Dr. Castañeda, incluyendo posibles especies nuevas sobre las que no existen registros en otras partes del planeta, según lo indican los análisis de ADN que se realizan en la UNAM y la Universidad de California, en los Estados Unidos.
Al disponer de esta información se observa que Jimulco cumple una de las funciones o procesos ecológicos que le convierten en un área importante en el concepto de conservación de biodiversidad, razón por la cual la Comisión Nacional Forestal, organismo federal que opera fondos públicos para el pago de servicios ambientales, decidió incluir al área como zona elegible en dicho concepto, aprobando hasta hoy dos de las seis solicitudes y proyectos que las comunidades rurales les hicieron para recibir este beneficio de 2.5 millones de pesos cada una distribuidos en cinco años, por comprometerse a proteger y conservar poco más tres mil hectáreas de sus terrenos en la sierra. La gestión de estos recursos fue posible por el trabajo técnico del personal de la administración de la reserva, particularmente por el mismo Dr. Castañeda y el MC Rafael Carrillo, que colaboraron con Biodesert y la Fundación Jimulco, organismo civiles responsables de la administración del área natural protegida, y desde luego, de la persistencia de los campesinos dueños de dichos terrenos.
Por lo anterior, Jimulco es algo más que las controversias grillescas que han querido matizar gente que en su proceder hacia el área busca el control de la gente de esas comunidades y de los recursos que se asignen en beneficio de su pauperizada población y la conservación de sus recursos naturales; va más allá de la percepción que tenía el flamante director de planeación al inicio de la administración anterior, allá por 2006, que en su zopenca ignorancia desconocía el área y que por la idea que tenía, nos expresó en una broma de mal gusto, la concesionaría a los japoneses, o del contador que actualmente maneja la tesorería municipal, quien entrega los fondos públicos para la gestión del área como "abonero", a pesar que la autoridad municipal aprobó y firmo un convenio que le compromete a sujetarse a una programación calendarizada de esos fondos, por no mencionar a algunos directores de medio ambiente municipal para quienes era intrascendente apoyar el área, o como el actual que se las vive enfrascado en una controversia con la asociación civil responsable de la gestión de este espacio protegido, en vez de alzar la vista, observar el horizonte y sumarse a construir una visión futura sobre el mismo, esfuerzo que el alcalde, su jefe, ya intenta realizar. Por todo ello, la importancia de Jimulco ha sido inversamente proporcional al apoyo gubernamental recibido.
(1) López, A. y Sánchez, A. 2010 Comarca Lagunera.
Procesos regionales en el contexto global.
UNAM. México.