Las modas van y vienen, y quizá ninguna prenda sobrevive a su ciclo, con excepción del pantalón de mezclilla.
De corte tradicional o a la cadera, entallados o rotos, combinados con tenis o zapatos de vestir: los jeans son los indiscutibles reyes de la moda. No sólo han vencido las barreras del tiempo sino las del espacio, ya que se han incorporado a todo tipo de vestuario, evento y ocasión.
En el mundo de la moda, pareciera un reto imposible pensar en que en algún momento pueda existir otra tela tan versátil y que permanezca tanto en el gusto popular como lo ha logrado la mezclilla, la cual ha evolucionado con el hombre mismo a través de la historia contemporánea, gracias a sus máximos exponentes: los pantalones vaqueros, conocidos mundialmente como blue jeans o simplemente jeans, que comenzaron siendo prendas para trabajo rudo pero saltaron de las minas a las pasarelas internacionales, de lo tosco a lo fino, y son considerados en la actualidad como lo más multifacético tratándose de ropa.
NACE UN INMORTAL
Es imposible hablar del origen de los jeans sin explicar primero el de su ‘madre’, la mezclilla. Su origen se remonta a la Edad Media, época en que era utilizada en las velas de los barcos. Su nombre primigenio es denim, palabra que se formó para indicar su origen al ser elaborada en Nîmes, una localidad francesa. Por cierto que en principio era de color beige.
Fue en 1860 que el empresario austriaco Levi Strauss (de quien deriva la marca más famosa en el ámbito de la mezclilla, Levi’s) emigró a California con la finalidad de dedicarse a cubrir algunas necesidades de los mineros durante la ‘fiebre del oro’. Llevó consigo rollos de esta preciada tela para elaborar casas de campaña, lo cual resultó un rotundo fracaso, ya que a los trabajadores lo que menos les interesaba era la comodidad para dormir. Sin embargo como buen visionario de los negocios, Strauss decidió emplear el tejido para producir pantalones de tipo overol para los mineros, sin imaginar la revolución que causaría con esta nueva prenda que llenaba las características que se requerían para los gambusinos: un material resistente, bolsas, remaches de cobre y ser lo suficientemente ‘aguantadora’ para conservarse íntegra aun luego de largos periodos de intensa labor.
Los jeans, como la vida misma, fueron evolucionando. Con el tiempo se prelavó y suavizó su material, cambiando su textura por una más fina. En 1880 el químico Adolf von Baeyer tiñó la mezclilla con ácido antranílico, dándole a los jeans su distintivo color azul.
Para los años cincuenta los jeans dejaron de ser exclusivos de los obreros, gracias a que cada vez más jóvenes comenzaron a incluirlos en su guardarropa como algo cotidiano. El cine y la televisión, a través de figuras emblemáticas del espectáculo como el actor estadounidense James Dean, contribuyeron a que cobraran popularidad; mientras que su durabilidad y camaleónica presencia -porque pueden combinarse con un sinfín de texturas y tonos- los convirtieron en un favorito de todas las décadas.
FAVORITOS INDISCUTIBLES
Hace 20 años todavía era imposible pensar en que una persona que ocupara un cargo ejecutivo se presentara a la oficina en jeans. O que alguien los usara para acudir a una fiesta, o para salir a bailar. Sin embargo hoy es lo más normal de ver, debido a su amplia variedad de modelos, que van desde lo informal hasta lo elegante, y que nunca desmerecen al mezclarlos con infinidad de atuendos. Sólo es cuestión de saber jugar con los accesorios y complementos, como un buen saco y zapatos adecuados.
Algo muy típico de los jeans es que están hechos 100 por ciento de algodón, lo que los hace adecuados para cualquier temperatura y época del año. Hay una inmensa gama de diseños, creados a partir de más de 10 distintos tipos de mezclilla. Sería muy extraño encontrar a alguien, de cualquier sexo y edad, que no tenga uno de estos pantalones en su clóset, sin importar su oficio o profesión, clase social o nivel cultural.
PARA TODOS LOS GUSTOS
Las modas van y vienen, y quizá ninguna prenda sobrevive a su ciclo, con excepción del pantalón de mezclilla. Es justo destacar nuevamente que la tela ha jugado un papel importante para esa permanencia, pues al ser tan resistente es posible comprar un par de jeans y utilizarlo durante varios años.
Desde luego que los estilos de los vaqueros también sufren algunas variantes. En los últimos años los hemos visto acampanados, a la cadera, entubados y de corte recto, entre otras variantes. Asimismo, el acabado va desde el clásico con remaches de cobre hasta los de apariencia desgastada, con aplicaciones o bordados, con partes deslavadas y/o deshiladas o francos agujeros. Pero como las propiedades base -material y color- no cambian, ninguno se ve fuera de lugar.
Hay que decir que el contraste en los precios de los jeans es enorme, pues un mismo diseño -o muy parecido- puede costar entre 50 y 3,000 pesos, dependiendo de la firma que lo avale. Es decir que en este caso no interviene tanto la calidad y ni siquiera el modelo como el nombre que certifica cada pantalón. Algunas de las marcas clásicas de moda son Levi’s, Diesel, Guess, A/X y entre las de diseñador destacan en popularidad Jean Paul Gaultier, Stella McCartney, Frankie Morello, Dolce & Gabanna y Louis Vuitton.
Hay dos reglas esenciales a seguir a la hora de escoger unos jeans. La primera es que la prenda te favorezca, pues sin importar cuál sea su estilo -aún los estrechos o los holgados- debes cerciorarte de que la talla y el corte que escojas sean apropiados para tu cuerpo, procurando siempre que no se vea como que te cierra a la fuerza, ni tampoco que te queda ‘bailando’. La segunda, por supuesto, es que te guste cómo te ves.
Busca tu modelo y sigue a la moda luciendo tus blue jeans que en todo momento te ayudarán a verte y sentirte juvenil, y te acompañarán hasta el momento en que tú decidas, el cual seguramente será dentro de mucho tiempo. ¿O conoces a alguien que quiera deshacerse de su viejo pantalón de mezclilla?
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