Durante el desarrollo del proceso selectivo de la Olimpiada Nacional, el movimiento de deportistas se incrementa en forma considerable en las diferentes entidades, a fin de cumplir con los diferentes compromisos establecidos.
Como es de esperarse, las autoridades municipales o estatales tienen el compromiso y la obligación de ofrecer a estos niños y jóvenes las mejores condiciones para un traslado cómodo y seguro a los diferentes destinos, de modo que en la medida de lo posible se garantice la integridad de quienes dan la cara por sus municipios o entidades en los escenarios de competencia.
Aunque en teoría, el servicio de transporte que brindan las autoridades a sus deportistas debería ser de cinco estrellas, la realidad es muy diferente, ya que alegando la falta de recursos, en muchas ocasiones el deportista termina viajando en unidades "chatarra'', las cuales ofrecen mínimas condiciones de seguridad y no se diga de comodidad, ello a pesar de que en muchas ocasiones los viajes superan las siete u ocho horas de trayecto, sin dejar de lado que en algunas ocasiones estas unidades hacen el trayecto por carreteras libres, en lugar de utilizar las autopistas disponibles, lo que se traduce en un ahorro en costos y un incremento en riesgos de un accidente.
El problema en el traslado de deportistas no es ajeno a entidades como Durango y Coahuila, donde recientemente se han presentado casos por demás penosos, en donde autoridades estatales del deporte envían autobuses en pésimas condiciones, que incluso han dejado varados a los grupos en plena carretera, con los riesgos que ello representa.
En ambos estados las protestas del sector deportivo se han dejado sentir y han sido los padres de familia quienes han protestado por este injusto trato, al considerar que viajar en estas "chatarras'' móviles es un verdadero peligro. En el mejor de los casos, se ha logrado que las autoridades estatales del deporte cambien los autobuses por otros de mejor calidad, o bien, que sean los propios municipios los que den una respuesta a sus demandas, pero qué pasa con todos aquellos grupos que no tienen la misma suerte o no cuentan con alguien que haga sentir su fuerza y por lo tanto tienen que aceptar un trato indigno.
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