En el uso popular cuando alguien desbarra, ya sea haciendo una aseveración jalada de los cabellos o simplemente decir, sin venir al caso una oración de las que se califica como burrada, con mayor o menor peso, dependiendo del personaje que las elabore. Estamos acostumbrados a escuchar, de vez en cuando, propuestas que no logramos deducir de dónde se originaron, pero que van en contra del sentido común.
En efecto, dos veces el expresidente Vicente Fox Quesada que ocupó la presidencia de la república los seis años anteriores al actual, Felipe Calderón Hinojosa, no con el éxito esperado pues su arribo al poder creó expectativas a las que no dio cabal cumplimiento durante su ejercicio gubernamental. Terminaban setenta años de hegemonía priista esperando que el país bajo el mando del nuevo Presidente, proveniente de otro partido distinto, ideas distintas, sin la contaminación de un pasado tormentoso, ajeno a la característica adulación de los cortesanos, diera el jalón que México necesitaba para convertirse en una nación cuyos objetivos fuera encontrar la varita mágica que le diera progreso y paz a todos los mexicanos. El país aún recuerda la noche en los alrededores de la Columna de la Independencia, cuando un compatriota le gritó "no nos vayas a fallar Vicente". Acababa de tomar posesión.
En este momento tocan a la reja (desde hace algún tiempo vivimos enjaulados), regreso a la realidad, golpeándola con algún objeto metálico (el timbre, como era de esperar, no funciona), me asomo cauteloso (en estos azarosos días nadie sabe). Es una señora con larga falda acompañada de una chiquilla que se le parece casi como si fuera su doble, tanto en su vestido como en sus rasgos indígenas, piel de color cobrizo, chaparrita, "ojos de papel volando". Si preguntaran de dónde les diría que oaxaqueña, brazos cortos, regordetes, labios gruesos, nariz achatada, peinada con una trenza de pelo que le da vuelta a la cabeza, con una mirada de reproche a la humanidad que la ha olvidado, a ella y a su etnia, lo peor es que la omisión es desde que el mundo empezó a dar vueltas y vueltas, total que a la puerta, para que me entiendan, tocaba una copia de la Premio Nobel de la Paz doña Rigoberta Menchú. Me hubiera llenado de gozo que Vicente les hubiera abierto, encontrándose frente a frente con el México al que le dio la espalda. No fue atolondramiento, más bien indiferencia de un europeo que se tapó la nariz y siguió su camino, igual que mandó sacar el retrato al óleo de Benito Juárez del despacho presidencial.
En dos ocasiones Vicente ha echado su cuatro de espadas cuando México atraviesa días difíciles, indicando, según su criterio, que el gobierno debe negociar con los grupos criminales, pedir una tregua y ofrecer una amnistía.
Esto toma relevancia después del incendio de una casa de apuesta en que murieron 52 civiles, que no es prudente pactar con quienes no dudan en incinerar a víctimas inocentes, dejando claro el gobierno que no está dispuesto a ceder en su política de acabar a lo que, ahora sí llama, terrorismo.
Esto le da al asunto un nuevo cariz, por lo que debemos analizar que es terrorismo. Por terror debe entenderse un miedo muy intenso y por terrorismo la dominación de las masas por el terror o bien la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror. Es obvio, si vemos el panorama local, familias en un campo deportivo, donde se practica futbol profesional, corrían al escuchar disparos de armas de fuego. Sólo de escuchar el ruido de los tiros, sin saber si los proyectiles podían o no herirlos. Daban rienda suelta a una pesadilla que recorre los hogares laguneros: ¿seremos las siguientes victimas de hordas desatadas del crimen y la iracundia; no se sabe ni se desea saberlo. Me pregunto ¿quién podrá ponerle el cascabel al gato?, viendo los sucesos acecidos en la otrora orgullosa Sultana del Norte.
La cuestión viene a modo por lo que platican los esposos Fox en un episodio de violencia que les acaba de ocurrir. La nota periodística se titula "Araña patona ataca a Vicente Fox". En el texto se asegura que una araña patona lo atacó en el rostro, según su propia versión, hallándose descansando en su dormitorio del rancho San Cristóbal. Le dejó una marca en la parte superior de la ceja izquierda.
¿Será verdad que se trató de una araña patona? Usted avispado lector las habrá visto alguna vez. En las casas del ser humano se les ve columpiándose de un hilo de seda o simplemente descendiendo hasta tocar la planicie. Sus patas son una maravilla de la ingeniería biológica. La mayor parte tiene glándulas venenosas y colmillos en las mandíbulas, que utilizan para inyectar veneno. Esto parece haberle pasado a Fox. Ojalá no vaya más allá. No le deseamos el destino que en el cuento de Rudyard Kipling le deparó a "el hombre que pudo ser rey", del que se hizo una película con dos estupendos actores Michael Caine y Sean Connery. Después de infinidad de aventuras decide Connery casarse con la bella Roxana. El día de la boda Coonery en su papel de hijo de Alejandro Magno, hombre-dios al que no es posible vulnerar, es herido en la cara por su prometida, deshaciéndose el mito que le rodeaba, despertando la ira del pueblo.
Acá la araña patona que dejó su marca en el rostro de Vicente Fox, lejos de ser una anécdota chispeante ¿descubriría que es un mortal?, con lo que quizá se tendría tema para escribir el cuento de "el hombre que pudo ser Presidente".