La Camerata de Coahuila conquistó a los bogotanos
De México para Colombia. La noche del pasado viernes el teatro mayor Julio Mario Santodomingo tuvo el placer de presentar a la Camerata de Coahuila orquesta de la ciudad de Torreón, dirigida por el maestro Ramón Shade. Pocas veces llegan a nuestra Bogotá, puestas en escena de esta emotividad, que recuerdan la cercanía cultural con el país azteca.
A pesar de una noche cobijada por una lluvia incesante el público llegó animado y a la expectativa de encontrarse con el calor que otorgan los sonidos musicales bien interpretados. La orquesta no defraudó y con el primer movimiento de la batuta del maestro Shade, el frió se diluyó entre la calidez sonora.
Todo inició con una reverencia al público por parte de los integrantes de la orquesta, seguido a esto hizo su aparición el director quien saludó efusivamente, inmediatamente después del saludo Ramón Shade dio inicio al concierto con la Obertura a “El Rapto del Serrallo K.384” de Mozart, el teatro mayor quedó justo a las notas de los violines, violas y violonchelos, un silencio magnánimo le sirvió de caja acústica a la orquesta de Coahuila.
Luego de unos minutos apareció el jefe, el pianista Jorge Federico Osorio, quien en medio de aplausos saludó emocionado el reencuentro con un público que ya conocía. Una interpretación majestuosa del “Concierto para Piano número 25” que el público agradeció con una ovación y el pianista respondió con un ancore, aplausos tras aplausos, que despidieron la primera parte.
Al regresar del intermedio la orquesta se encontró un público ansioso, un saludo del director, e inició la segunda parte del programa; “Sinfonía Clásica número 1” de Sergei Prokofiev. La batuta iba de un lado a otro con alegría gracias a los Allegros de Sergei, el escenario se tiñó de colores diferentes, de aires alegres que contrastaron con el romanticismo de la primera parte del programa.
Con sabor a México
Lo mejor siempre se reserva para el final. Que ofrecía una obra muy mexicana, de Eduardo Angulo se tocó la “Suite Mexicana”. Se escucharon aires aztecas, percusiones menores junto a cuerdas que hicieron que el sentir que ha caracterizado a México conmoviera en la tranquila noche capitalina. Todo el color, toda la vida de un país hecho música, interpretado por una orquesta que presume su nivel, un amable director y un gran solista, del que Colombia ya tenía enormes referencias.
Al finalizar el teatro de pie ovacionó a la orquesta de Coahuila y a su director, muchas reverencias, mucho calor, muchos agradecimientos a este maravilloso grupo de músicos que entregó un regalo encantador y cálido a la fría capital colombiana, precisamente en el coloso cultural del Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo, en el marco de los festejos de su primer aniversario