Conocimos Monterrey en nuestra época universitaria. La visitamos en varias ocasiones para saludar amigos y asistir a simposios, entonces estudiábamos en la ciudad de México.
Siempre nos impresionó el notable espíritu emprendedor de sus habitantes. Para los llamados regios el trabajo es casi sagrado y lo mismo la empresa en donde prestan sus servicios.
Recordamos también el ambiente de camaradería y seguridad que imperaba en aquellos años, eran los últimos de la década de los setenta cuando ya se había superado el trauma del amargo asesinato de don Eugenio Garza Sada, ocurrido en septiembre de 1973 de manos de un grupo guerrillero.
Se podía en ese entonces disfrutar la ciudad y caminar por cualesquier punto a todas horas del día y la noche. Más que segura era una región en donde nadie tenía interés en asaltar al vecino o a los automovilistas porque todos tenían algún trabajo legal y vivían con decoro.
La capital regiomontana gozaba además de una economía solida y dinámica que ha conservado por décadas con algunos paréntesis durante las crisis de México, entre ellas la de 1982 y la de 1994.
La semana pasada regresamos a Monterrey ya no como estudiante, sino como padre de una joven universitaria que gracias a su empeño y a las bendiciones de Dios se graduó como licenciada en Comunicación.
El ambiente hoy en día es totalmente distinto a aquella regia metrópoli de los años setenta.
Monterrey es la segunda ciudad más violenta de México después de Ciudad Juárez. Durante la semana anterior a la que estuvimos se registró un total de 43 asesinatos, que si lo multiplicamos por 52 semanas estaremos hablando de la friolera ¡de 2,236 homicidios en un año!
En varias colonias de la ciudad se recomienda no entrar después de las siete de la tarde y desde luego no salir ni a la esquina ante el asedio de las pandillas, los sicarios y delincuentes nocturnos.
La plaza es disputada por varios cárteles del crimen organizado, pero son los Zetas quienes dominan la región y quienes realizan los actos más violentos. Otros grupos presentes son los cárteles del Golfo y de Juárez.
En nuestra estancia fueron colgados dos sujetos de un puente en una vía muy transitada, pero con la modalidad de que los dejaron vivos y minutos después fueron acribillados por un comando armado.
Uno de ellos logró sobrevivir y ambos tenían amarrado un celular en donde se presume, existe información valiosa para las autoridades.
En otra ocasión una unidad militar detectó a un vehículo sospechoso que trasladaba a siete personas a una casa de seguridad y quienes habían sido secuestradas la noche anterior, presuntamente por los Zetas.
Uno de los secuestrados ya estaba muerto, producto de los golpes que recibió de los sicarios cuando intentó evitar el plagio.
El robo de autos en Nuevo León ocupa uno de los índices más altos de México. En mayo fueron hurtados 1,851 vehículos para sumar en todo 2011 un total de 8,775, casi sesenta autos robados por día.
Cientos de estudiantes de todo México que antes ingresaban al Tec de Monterrey, la Universidad de Monterrey y la Universidad de Nuevo León, están regresando a sus ciudades de origen por el riesgo que representa vivir y estudiar en esta metrópoli.
Las razones de la escalada de violencia son diversas y datan de varios años, pero las que más se mencionan son las siguientes:
Primero la corrupción e impunidad que creció y se enraizó en los cuerpos policiacos y en los órganos de justicia durante el pasado gobierno estatal de Natividad González.
Segundo la riqueza y opulencia económica de Monterrey que atrajo a los jefes y sicarios de las bandas del crimen organizados.
Y en tercer lugar la pérdida de esos valores que hicieron de la capital regia un ejemplo a seguir a nivel nacional. Esperamos que esta anarquía no se extienda a otras grandes ciudades de México, sería ahora sí el acabose para nuestro país.
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