A domicilio. Los vecinos del oriente de Torreón lo conocen como 'El verduras y flores', diario vende sus productos a bordo de su triciclo.
Alfonso García comenzó su vida laboral cuando tenía apenas diez años, la primera y única opción en Picardías, Durango, era la agricultura, por lo que durante 20 años trabajó como jornalero.
"Mis hermanos y toda mi familia se dedicaron al campo y yo tuve que hacer lo mismo cuando me salí de la escuela, ya no pude seguir estudiando porque hacía falta el dinero y no teníamos qué comer", comenta García.
Al entrar en su juventud Alfonso se dio cuenta de que el trabajo excesivo, los salarios bajos y los maltratos de los patrones, comenzaban a repercutir en su vida, lo que desembocó en una fuerte depresión que le acarrearía muchos problemas.
"Estuve en el vicio mucho tiempo, ya no sabía ni quién era y me dedicaba a gastar el poquito dinero en puras tonterías... eso no se lo deseo a ninguna familia", dice Alfonso.
CAMBIO DE VIDA
Luego de pasar varios años entre problemas familiares y de salud, cambiar de trabajo a causa de su enfermedad y casi tocar fondo socialmente, conoció a su actual pareja, quien a pesar del esfuerzo logró ayudarlo a dejar el alcohol.
"Tuve que cambiar en todo, ni tenía buen trabajo, no comía bien y ahora debía ser mejor por ella... era para salir adelante".
Esta necesidad de una nueva vida lo trajo a Torreón a probar suerte, comenzando en el mercado Alianza como repartidor, cargador y luego vendedor de especias.
Ante la mejora económica y el nuevo estilo de trabajo Alfonso pronto encontró un mejor ambiente de amigos quienes le brindaron una oportunidad de salir adelante.
"Unos hasta me fiaban las verduras para que yo las vendiera, panes, flores y así fui haciéndome de cosas que antes no tenía, como una casita", dice mientras se limpia el sudor de la sien.
Esto motivó al ahora comerciante para que buscara nuevos clientes en el sector oriente de la ciudad, donde casi no había supermercados ni tiendas de conveniencia que le hicieran bajar sus precios hasta perder la ganancia.
Alfonso comenzó a viajar desde su pueblo todos los días, visitaba el mercado Alianza para comprar su mercancía y con las bolsas a cuestas se transportaba en camión hasta el otro lado de la ciudad, regresando hasta la noche a su hogar en Picardías.
"Ahorré poquito y con ese dinero me compré mi triciclo, me costó mucho trabajo y hasta me lastimé una costilla pero ya no tengo que cargar las bolsas", dice en tono alegre.
NUEVA RESPONSABILIDAD
A casi diez años de estar lejos del vicio, con una pareja estable y un mejor empleo, Alfonso recibió la noticia de que esperaba una hija, lo que representa según él, el mejor regalo de todos.
"Me porté bien, le eché ganas y me saqué una bebé de premio... es otra responsabilidad que tengo para no caer en el vicio", dice feliz el vendedor.
Hoy sigue recorriendo las calles de colonias como San Felipe, Villa California y Las Torres, gritando sus productos y a bordo de su triciclo, conserva la mayoría de sus amigos comerciantes en la Alianza y su hija entrará al kinder en agosto próximo.
Entre los vecinos del sector lo conocen como "El verduras y flores", quien desde las nueve de la mañana pasa frente a las casas ofreciendo algo más que sólo buenos productos y sonrisas.
De ahora en adelante Alfonso asegura que se concentrará en terminar su casa, pagar la escuela de su hija y comprar una camioneta usada, una donde pueda realizar su mismo grito de: "¡Verduras y flores!", pero mediante perifoneo y sin pasar tanto tiempo bajo el sol.
"Uno procura siempre sonreír, estoy muy agradecido con la vida y con mi novia porque me sacaron del vicio y me hice responsable... la clave es no dejarse caer".
ALFONSO GARCÍA
Comerciante
El siglo de torreón / Roberto Iturriaga