Cuentan que hace algunos años, un afamado doctor, especialista en urología, recibió en su consultorio a un chico en plena adolescencia. Al preguntar el motivo de su visita, el imberbe jovenzuelo contestó que no era él quien sufría el padecimiento sino un primo suyo. El galeno, con toda la experiencia del mundo, inquirió sobre la sintomatología que presentaba el susodicho "primo" y así pudo saber que cierta parte pudenda del consanguíneo de su visitante mostraba inflamación, dolor a la hora de orinar y secreciones de un desagradable color verdoso. Tras oír pacientemente las cuitas del pariente en labios del chaval, se levantó dirigiéndose al privado y señalando el camastro que tenía para efectos de auscultación, le dijo: "Siéntate aquí, quítate el pantalón y enséñame a tu primo".
Esta anécdota viene al caso luego de presenciar el increíble comportamiento del portero del Cruz Azul, José de Jesús Corona, en el encuentro del domingo por la noche donde su equipo no sólo fue alcanzado por Monarcas sino eliminado de forma inmisericorde.
Estando la eliminatoria definida, ingresó al terreno de juego un anormal, de esos que se ha dado por llamar "espontáneos", en alusión a aquellos que, en la fiesta brava, brincan al ruedo con el afán de dar algunos trapazos al burel, desatando la ira de los jugadores cementeros, que vieron en el invasor un blanco perfecto para descargar la frustración producida por la eliminación.
Primero fue el "Chaco" Christian Giménez quien "descontó" al intruso pero le salió respondona la criada, ya que el tipejo demostró que sabía meter las manos y le puso su estate quieto; eso motivó que otros elementos de la "Máquina celeste", como Isaac Romo, se le fueran encima y a jalones, zapes, empujones, coscorrones y mentadas de madre lo condujeran hacia fuera del campo.
En esas estábamos cuando, otro descerebrado, el preparador físico de Monarcas, Sergio Martín, ingresó al terreno de juego para golpear a Waldo Ponce. Jesús Corona lo acorraló en la cercanía de la banca local y de manera cobarde le propinó un cabezazo que puede tener consecuencias fatales.
No es la primera vez que el meta celeste se comporta como energúmeno. Cabe recordar que hace algunos meses agredió, cobarde y ventajosamente a un joven allá en Guadalajara, y la familia, encabezada por su padre, negó los hechos echándole la culpa a su primo, con quien, dijeron, Chuy tiene un parecido extraordinario.
La verdad salió a la luz y a Corona le costó el Mundial. A ver ahora a quién le endilga su papá y demás encubridores este bochornoso incidente en el que se muestra como un rijoso patán.
Total, en una familia unida y solidaria, como los Corona, siempre habrá un "primo" dispuesto a asumir las culpas. ¡Qué vergüenza!
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