Una de las ciudades más hermosas de la República Mexicana, y vaya que tiene algunas, es la de Querétaro, capital del estado del mismo nombre. Además, posee una serie de edificios que dan cuenta de su importancia histórica y para completar, se ha convertido en una urbe progresista y no lo va usted a creer, sumamente segura.
En el futbol mexicano, también tiene su historia, donde el equipo de mayor tradición fueron los "Gallos Blancos", cuadro que jugaba en el viejo Estadio Municipal, situado allá por los rumbos de la antigua Central Camionera.
Con el devenir del tiempo se trató de dotar a Querétaro de algún equipo de Primera División que creara identidad con el público y se recurrió a llamarlo con el nombre de la ciudad, Atletas Campesinos fue otro título y que tuvo, además, la osadía de colocar publicidad en las camisetas. Se trataba de una marca de tractores que operaba su propietario, Armando Presa y algunos otros cuadros del máximo circuito adoptaron la ciudad como suya pero no germinaron, llegándose al extremo de creer que sobre el hermoso Estadio "Corregidora" pesaba una maldición consistente en que aquel que jugará ahí estaba condenado al descenso o a la desaparición.
Muchos fueron los intensos momentos que un servidor vivió por esos lares pero indudablemente el mejor fue participar, el 5 de febrero de 1986, como cuarto oficial en la inauguración del inmueble en el partido México ante Polonia, ganado por los verdes con arbitraje de Jorge Alberto Leanza, (q.e.p.d.).
Ahora los "Gallos Blancos" han logrado por primera vez en la historia del balompié en la entidad, calificar para una liguilla y eso, con todo y las bondades de nuestro sistema de competencia, no puede considerarse como un asunto menor.
Querétaro fue diseñado para salvarse y por ello, quizá de manera que en su momento sonó injusta, se optó por prescindir de los servicios de Gustavo Matosas, quien había hecho bien su chamba la temporada anterior, para entregarle el timón a un icono del futbol nacional pero una incógnita como entrenador, el caso de José Saturnino Cardozo.
El caso es que el "príncipe guaraní" no desechó del todo lo logrado por su antecesor pero dotó al equipo de orden y un planteamiento táctico bien interesante; de esta manera, al contar con un grupo de auténticos guerreros, jugadores devaluados con ganas de revancha y algunos incluso que habían pensado en el retiro, pero todos con un hambre de victoria impresionante, le fueron poniendo cara, número y fecha a este logro espectacular.
Si la calificación acabó siendo de "panzazo", eso poco le importa al equipo y mucho menos a sus seguidores. Están agrandados y esperan a Chivas, que puede ser víctima de otra maldición, la del superlíder.
Por lo pronto, y sin poder contar con Luís Michel, yo le diría al "Sheriff" Quirarte... ¡Aguas con el Querétaro!
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