Se han tomado importantes medidas para dotar nuevamente de calor y pasión los partidos como local del Santos Laguna, las porras han dado su palabra de trabajar con su impulso con un solo fin, alentar y empujar al equipo de sus amores sin importar lo que indique el marcador.
Como nunca se aplica la palabra "enhorabuena", así es, a muy buena hora se comprometen los grupos de animación a convertirse en un solo frente y dejar de lado absurdos celos, como: "nosotros apoyamos más", "nosotros sí respetamos", "nosotros nunca dejamos de alentar", etcétera, etcétera. Aquí lo importante es dotar a ese "palacio" llamado TSM Corona de algo que no se puede palpar, pero sí sentir: energía, vibra, calor, sentimiento de camaradería, de que todos empujan para el mismo lado.
Con el respeto que se merecen los Gallos Blancos, servirán para un buen ensayo para lo que se viene después en la cancha de los Guerreros, el martes uno de marzo la definición por el pase a semifinales de Concachampions contra "La Máquina", el sábado siguiente vienen "Las Águilas", dos "pruebas" importantes para lo prometido por las porras.
Aquí creo que es importante diferenciar al aficionado del porrista o ahora barrista, el aficionado está en su derecho de recriminar o aplaudir a su equipo dependiendo de su desempeño en el campo, el porrista no, el porrista se deja llevar por su pasión desbordada al equipo de sus amores, no deja de alentar, nunca pierde la esperanza, así el marcador esté tres a cero en contra faltando cinco minutos, el porrista cuando pide formar parte de "La Tribu", "La Komun", "Sol Plateas" , etc. Primero debe de probar su amor-obsesión por el equipo, después comprometerse a dejar hasta el último suspiro a favor de los colores verde y blanco, dos horas antes, dos horas durante y dos horas después. Así es esto, es otro mundo, muy diferente al del aficionado común y corriente. Los porristas son como militares, tienen sus códigos y reglamento, se refieren al aficionado común como civiles. Se les podrá criticar por su desmedido interés por algo aparentemente tan simple como un juego de fútbol y dejar de lado situaciones realmente importantes de la vida diaria, pero en estos tiempos ¿quién puede culparlos? Ahora se les necesita y ellos están dispuestos a despertar al "gigante fresa".
Todos estos muchachos, que tienen el mismo derecho de manifestarse como se les pegue la gana (sin agredir físicamente a nadie, por favor) en el Estadio, han llegado felizmente a un acuerdo, no es la primera vez, lo hicieron cuando su equipo vislumbraba la extinción. La misión, reitero, es dotar de vida a los accesos, muros, suites, bares, explanadas y por supuesto las tribunas del hermoso escenario.
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