El destino los quiso juntar en circunstancias tristes y con el ánimo de sus seguidores por los suelos. No se trata de que Rayados y Guerreros tengan una mala racha, es nuestro país quien está sumergido en una racha negativa desde hace años. La gran rivalidad futbolera entre regios y laguneros pasa a un término insignificante ante la brutalidad de los hechos.
Lo de este sábado por la tarde en la cancha del Tecnológico de Monterrey como nunca no es más que un simple juego de futbol. Las ciudades que han acaparado la atención mundial en los últimos días, verán enfrentados a sus equipos de futbol dentro de la jornada siete del Apertura 2011, hasta antes del 20 de este mes ese juego se esperaba con ansias sobre todo por la afición santista, que sigue recordando la humillante derrota y por consecuencia la segunda oportunidad consecutiva fallida de obtener la cuarta estrella, ahora todo es diferente, ahora se habla no de las probables alineaciones, de que porque este sí y el otro no, sino de qué actitud se tendrá por parte de los aficionados y jugadores a la hora del partido, después de los dolorosos acontecimientos que cimbraron a las ciudades.
¿Hay que ir de blanco? ¿Debo no sólo evitar abuchear o agredir verbal o físicamente a la porra visitante o local, sino todo lo contrario, debo de extender mi mano e incluso abrazar a mi rival? Al final qué va a importar más, ¿que gane mi equipo o que todo se haya desarrollado normalmente?
Los de la cancha, ¿jugarán con soltura y confianza? ¿Se prohibirán petardos o cualquier cosa que pueda ser confundida con una detonación de arma de fuego?
Al final de cuentas lo único que podemos hacer los que no somos autoridad es seguir viviendo, apostándole a la normalidad, pero no a esta "normalidad" fea y peligrosa, sino a nuestra normalidad añorada, la de poder divertirse sin pensar en otra cosa que no sea sonreír o enojarse por algo que no pase más allá de un resultado de un partido de futbol.
Monterrey y Torreón, ciudades norteñas, sedes de dos buenos equipos de futbol, candidatos permanentes cada torneo, aficiones ejemplares en cuanto al apoyo a sus escuadras, siempre colmando las tribunas, cuatro campeonatos los de azul y blanco, por tres de los de verde y blanco, ahora, la solidaridad nacional está con estas entidades, el partido será observado con simpatía y con morbo por millones de personas, ojalá sea un ejemplo de convivencia y sobre todo de cómo se puede seguir intentando ser feliz en medio de la cruel incertidumbre, como escribieron Simon y Garfunkel, sobre lo grande que es el amor y la esperanza, son como un puente sobre aguas turbulentas.
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