En plena ronda de semifinales es necesario reconocer que esta liguilla del Apertura 2011 ha tenido los ingredientes principales para ser una de las mejores de los últimos tiempos. Ha tenido de todo, incluyendo pasión dentro y fuera de la cancha, intensidad e incluso odio entre rivales, reconocidos por técnicos y jugadores. Para los que hacían burlas según esto irónicas de los doce días que tuvieron que pasar del final del torneo al inicio de su fase final, ahí está el ejemplo que fue lo mejor. Con sus cuadros completos los ocho involucrados regalaron momentos de drama, entrega, muy buenos goles y en general un futbol aceptable y en algunos lapsos de primer nivel.
La liguilla inició caliente y lejos de enfriarse agarra más calor, a pesar de los esfuerzos ridículos de algunos integrantes de la prensa defeña, que exigidos a tener que involucrarse, es decir, tener que trabajar realmente, investigando nombres y perfiles de futbolistas que no son de su agrado, y todavía peor, ni siquiera conocen, insisten en demeritar a los sobrevivientes. "Ay, qué flojera hablar de que quizás juega Rafa Figueroa, Kalú Gastélum, que un tal Marco Antonio Jiménez juega muy bien la contención de los "Gallos". "Ay no, puros nacos, ¿dónde está Gatillero?, ¿el Cubo?, ¿Chaco? Ay no, así no tiene chiste, unas semis provincianas, ¡guácala!".
Pobres diablos, siguiendo una fórmula retrógrada que ya no apantalla a nadie, dinosaurios que tienen años sin entender que si el mundo se globaliza nuestra Liga también, insisten en sostener que equipos patéticos en los recientes años, como América y Cruz Azul, son grandes. Esa supuesta grandeza que al rascarle un poco te encuentras que están recubiertos por una muy fina película de imitación oro que al caer muestra toda su depresiva ruina.
Nadie discute el poder de convocatoria que todavía tienen los cuatro más publicitados, pero también es cierto que va en franco decrecimiento, los estadios Azteca, Azul y Omnilife se convierten torneo a torneo en tumbas frías, cuando juegan sus orgullosos inquilinos. Orgullo que cada día se parece más a las familias de antaño y de rancio origen venidas a menos, esos ex ricos que no se resignan a adaptarse a su nueva vida y que con la ayuda de los mitoteros de sus vecinos siguen reclamando tratos privilegiados. Pero por favor, compañeros de los medios fuera de la Ciudad de México, vamos a tratar como se merecen a estos decadentes dinosaurios, es decir, denle la misma atención y cobertura como si fueran el Puebla, Atlante, etcétera, no merecen ni más ni menos.
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