El día que llegaron a su primera reunión de gabinete con el presidente Calderón ya como secretarios de Estado, hace apenas nueve meses, José Antonio Meade y Dionisio Pérez Jácome escogieron de su clóset una corbata azul.
Para nadie resultó una casualidad, pues en esos momentos se revisaba la biografía de ambos funcionarios -recién nombrados al frente de Energía y Comunicaciones y Transportes, respectivamente- y se señalaba que habían bordado sus carreras dentro de grupos políticos más bien identificados con el PRI, marcadamente, en esta suerte de servicio civil de carrera que han logrado hilar por tres décadas en el sector financiero del gobierno economistas como Carlos Salinas de Gortari, Pedro Aspe, Guillermo Ortiz, Francisco Gil y Agustín Carstens, formados a la usanza priista, pero con empleos de alto nivel también en los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Aun en este contexto, reinó la lectura de que ambos movimientos fortalecían la aspiración presidencial de Ernesto Cordero, secretario de Hacienda y Crédito Público. Quizá por eso, en esa reunión de enero de este año, alguien sacó una Blackberry y posaron para la improvisada foto Cordero, Meade y Pérez Jácome con francas sonrisotas y los tres, de corbata azul. Era una foto y era un mensaje.
José Antonio Meade, con probadas credenciales en los sectores financieros que reinan en México y el mundo, se estrenó en septiembre como secretario de Hacienda, en sustitución de Cordero, quien habiendo entregado al Congreso el Paquete Económico 2012, podrá dedicarse de lleno a la búsqueda de la candidatura panista a la Presidencia en la que enfrenta dos avanzadas aspiraciones, las de Josefina Vázquez Mota y Santiago Creel Miranda (como relatamos hace tiempo en una entrega de "Historias de Reportero", el otro apuntado en esa contienda, Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, mandó un claro mensaje a sus compañeros de que está abierto a negociar su declinación).
La primera batalla será por la definición del método para seleccionar al candidato panista. El grupo político del presidente Calderón, que empuja a Cordero, quiere que sea una elección cerrada a los militantes panistas, que según su padrón son aproximadamente un millón 750 mil personas. Ahí tienen su capacidad de operación política, de presión y convencimiento de dirigencias estatales, y ultimadamente cuentan con el apoyo de varios gobernadores priistas que -yugo de Hacienda de por medio- estarían "jugando" en la interna panista a favor de Cordero.
Vázquez Mota ya puso su ficha sobre la mesa y pidió una elección abierta a toda la población, donde sus niveles de conocimiento y aceptación vencen 3-1 a Cordero. La tiene muy complicada porque son sobre todo calderonistas los que definirán el método de selección del candidato,
SACIAMORBOS
Felicidades a El Universal porque canceló de sus páginas -costo económico significativo de por medio- los anuncios que usan las organizaciones de tratantes de personas para cometer sus delitos. Ganó la ética al dinero. No siempre pasa.