¡La culpa la tienen los astros!
A lo largo de la Historia las estrellas y los planetas han sido fuente de observación para unos, de inspiración para otros… y de temor y/o reverencia para muchos más. La ciencia se empeña en desentrañar los misterios del Universo y compartirlos con la humanidad, a la par que incontables individuos están al pendiente de los movimientos astrales aunque por una razón distinta: la firme creencia en que la posición de los cuerpos celestes es determinante para nuestra forma de vivir, pensar y actuar.
“Fui a conocer al bebé de Cristina... ¡Qué triste que nació enfermito! Si tan sólo me hubiera hecho caso, ya ves que no se quiso poner el seguro que le llevé antes del eclipse”.
“Yo esta noche no salgo, hay Luna llena y la violencia va a estar a todo lo que da”.
“La verdad es que el divorcio de Aurora y Jaime se veía venir desde el principio. No sé cómo se animaron a casarse, sabiendo que los dos son Escorpión”.
“Estoy comprando diario el Melate, mi astrólogo me dijo que éste es mi mes”.
¿Le suena familiar alguno de los enunciados anteriores? Seguramente alguna vez le ha tocado escuchar algo similar, quizá incluso usted mismo ha expresado una frase parecida.
Desde tiempos antiquísimos, un sinfín de hombres y mujeres ha mantenido una fuerte convicción en que los astros desempeñan una importante influencia ante los más diversos aspectos de la vida. Se dice por ejemplo que las diferentes fases lunares son decisivas para los estados anímicos, o que el signo zodiacal correspondiente a la fecha en que nacemos ejercerá un gran peso para el desarrollo de nuestra personalidad.
Creer en el poder que los gigantescos astros tienen sobre nosotros, los diminutos seres humanos, no es algo reciente. Eclipses, cometas, estrellas fugaces, posiciones planetarias y demás han sido señalados en diferentes épocas y civilizaciones como los causantes de fortunas y desgracias.
Conforme la ciencia ha ganado terreno numerosas creencias populares en torno al influjo astral han sido refutadas; pero eso no significa que haya cambiado la manera de pensar de la población. Por supuesto que hoy muy pocos temen que una Luna llena plague las calles de ‘hombres lobo’; en cambio la cifra de la gente que conoce su signo zodiacal es inmensa, y puede afirmarse que el grueso de la población ha consultado al menos una vez la predicción de su horóscopo.
Por otro lado, varias cuestiones cotidianas han sido establecidas con base en algo relacionado a la Astronomía; el ejemplo más simple lo tenemos en los días de la semana, cinco de ellos bautizados en honor a un cuerpo celeste: lunes a la Luna (dies Lŭnae, en latín), martes al planeta Marte (dies Martis), miércoles a Mercurio (dies Mercŭri), jueves (dies Jovis) a Júpiter y viernes (dies Venĕris) a Venus. Antiguamente sábado y domingo también poseían una nomenclatura semejante (dies Saturnĭ, por Saturno y dies Sŏlis, por el Sol), si bien fueron rebautizados por cuestiones religiosas.
“POR ORDEN DE LOS ASTROS”
¿Influyen los astros en la vida? Desde luego. Basta recordar con que la salida del Sol marca el inicio de nuestros días, y su puesta es sinónimo del fin de la jornada; a la vez, sabemos que en realidad el Sol no ‘sale’ ni ‘se mete’, sino que es la Tierra la que rota sobre su propio eje exponiendo su superficie a la luz del Astro Rey.
Asimismo, el efecto gravitatorio que ejercen la Luna y el Sol sobre la Tierra provoca las mareas, ascensos y descensos en los niveles de las aguas en el mar. Mientras que las estaciones del año están divididas de acuerdo a equinoccios (primavera y otoño) y solsticios (verano e invierno), lo cual en otras palabras tiene que ver con la posición de nuestro planeta respecto al Sol.
El calendario que se utiliza en casi todo el mundo es el denominado ‘calendario gregoriano’, el cual data de 1582 y es de tipo solar ya que la medición de los días se basa en la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol. A su vez el calendario chino es lunisolar, lo cual significa que toma en cuenta tanto la posición del Sol como las fases lunares. También existen calendarios netamente lunares, como el empleado por la cultura musulmana...
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