‘La depresión puede ser bella’
Cannes, Francia.- Aunque Hollywood ha sido el gran exportador del sueño americano, la superdotada oficial del cine, Jodie Foster, centra en la derrota su tercera película tras las cámaras, The Beaver, protagonizada por Mel Gibson y con la que reta al espectador a “mirar más allá de las convenciones”.
“A veces deberíamos entender que si alguien está feliz, no debería importarnos la manera de conseguirlo”, explica Jodie Foster en una entrevista, en referencia a esa marioneta con forma de castor que redime a Mel Gibson en The Beaver pero que es mirada por su entorno con vergüenza ajena.
Foster, que no es precisamente una estrella convencional de Hollywood, propone en esta película al espectador un juego de imaginación, de ingenuidad y de abstracción.
La interpretación impúdica de Mel Gibson, que muestra una parte inédita de su talento y, según la directora, también de sí mismo, ha eclipsado a la segunda línea argumental de esta cinta.
“La película está contada en dos historias: el padre que se derrumba y el hijo que está avergonzado, no quiere ser como él pero tiene miedo de no poder evitar acabar siéndolo”, resume Foster. “Esa historia es una de las partes más emocionantes de la película, porque a todos nos pasa. No queremos ser como nuestros padres, pero nos encontramos irremediablemente caminando en esa dirección”.