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La edad no vence a Mariano

EL SEÑOR ALBA SE JUBILÓ Y AHORA SE DEDICA A 'DESPONCHAR' LLANTAS

Gran esfuerzo. A pesar de tener casi 70 años don Mariano sigue realizando sus actividades laborales para mantener a su familia.

Gran esfuerzo. A pesar de tener casi 70 años don Mariano sigue realizando sus actividades laborales para mantener a su familia.

ROBERTO ITURRIAGA

Sentado sobre su silla mecedora fuera de su casa en medio del insoportable calor, José Mariano Alba ve pasar los días en espera de una mejor vida.

Mariano compró hace algunos años herramienta y una máquina especial para "desponchar llantas", tiempo atrás había sido jubilado de un taller mecánico donde trabajó gran parte de su vida.

Las fuerzas ya no eran las mismas y ya había alcanzado la edad donde oficialmente dejaba de estar en edad laboral, ahora enfrentaba el reto de trabajar por su cuenta.

"Yo no me quería ir, tenía que mantener a mi familia, a mi señora y con la poquita pensión que me tocó no se iba a poder... la pensé mucho para aceptar mi retiro", comenta el hombre de 67 años.

Con algo de dinero y unos ahorros decidió comprar el equipo necesario y colocar su propio local para "desponchar", su vida transcurriría en calma mientras los clientes llegaran y se contara lo suficiente para comer, sin embargo no fue así.

 COMPETENCIA

Al observar que don Mariano comenzaba a darse a conocer en la zona y su clientela aumentaba, algunos vecinos colocaron también negocios similares, con mayor espacio y hasta publicidad pronto opacaron a las humildes herramientas del hombre.

"Vieron que venía gente y ellos también le entraron, lo que no saben es que ahora ya ni tengo clientes y batallamos para comer".

Sobre la calzada La Paz de la colonia Bocanegra (donde vive Mariano) hay por lo menos cinco "vulkanizadoras" o "desponchadoras de llantas" que cada día acaparan los clientes sin que el hombre pueda hacer algo al respecto.

El hogar del "desponchador" ha permanecido en su familia por generaciones, allí se encuentran casi siempre algunos nietos y su esposa, quien usualmente espera en otra mecedora junto a su marido, ella también asegura no soportar el "bochorno" durante el día.

A pesar de contar con algunas enfermedades y lesiones añejas sabe que debe contar con la fuerza suficiente para cargar y quitar llantas sin ayuda de nadie, en muchas ocasiones llegan a ser tan pesadas que ha tenido accidentes.

"¡La del dedo, se te puso todo negro desde ayer!", dice uno de sus nietos pequeños mientras señala efusivamente el pulgar derecho de don Mariano.

 SIN PRISA

El hombre giró la cabeza negando decididamente la posibilidad de cerrar su negocio, asegura que es lo único que lo ha mantenido a él y a su familia de manera incondicional durante estos años.

"Lo que voy a hacer es esperarme, no tengo ni dinero ni nadie que me contrate para trabajar en otro lado, ya no es lo mismo que antes y mejor me quedo en mi casa", comenta don Mariano mientras vuelve a tomar asiento lentamente.

Una vez que toma impulso se abre la camisa y vuelve a mecerse sobre la silla, esperando algún cliente en un momento del futuro.

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Escrito en: Relatos Urbanos

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