No sé cómo se planeó la Estela de Luz, pero las 7 Maravillas de la Antigüedad todas construidas antes de la era Cristiana, fueron terminadas y entregadas para gozo de la humanidad. No sabemos el plazo que se haya dado, pero suponemos que se realizaron en tiempo acordado y sin dilación. Ya me imagino al faraón Keops, lanzando fuera de sí el flagelo y el cayado, símbolos junto al cetro y la corona, de su poder, porque en el término no se concluyó la pirámide con su sala mortuoria o al rey niño Tutankamon, disgustado por que no le entregaron, en la fecha acordada, el tocado, atributo de su poder. Claro que en esos días mal lo hubieran pasado quienes no cumplieran con su cometido, de menos los hubieran descuartizado.
Ahora hasta los premian encargándoles nuevas obras públicas. Uno de los proyectos que da pie a este comentario es el del monumento conmemorativo del bicentenario de la independencia, que se inauguraría en el mes de septiembre del año de 2010, con un costo, en principio, de 400 millones de pesos, sin que a la fecha de esta colaboración se sepa el total del aumento de su costo original y cuando por fin se finalizará la obra.
Se dice que el monumento costará ahora un precio de maravilla o sea que al igual que las siete maravillas del pasado, ésta también causará admiración, pero lo será por su costo final que por ahora ha aumentado a mil 36 millones y pico. Cantidad digna de ser ponderada.
Las críticas por la demora en su entrega llueven con agua cargada de sapos y culebras. Primero se dijo que estaría lista para el festejo del bicentenario de nuestra independencia. Plazo que se fue alargando para finales de ese año, postergándose: que por corrección a las especificaciones arquitectónicas, que las tuberías del sistema eléctrico adentro de las columnas, que si el secretario se está lavando las manos, comparándosele con Pilatos, que hay un desorden extraordinario, que también hay corrupción, que se pidió un estudio del túnel de viento, que la obra es de una complejidad tal que los plazos resultaron inadecuados. Ahora, ya bien entrado el año en curso, pues que mañana sí, que siempre no, que quién sabe, que a lo mejor hay que atender múltiples anomalías. El arquitecto César Pérez Becerril, ganador de la licitación del Proyecto Monumento Conmemorativo, después de hacer varias disquisiciones, señaló: "La situación de este monumento es el reflejo de lo que ha pasado en todos los sectores en la administración pública de este sexenio. Nos habla de la mala planeación, la ineptitud, la ineficacia, la corrupción y todo lo que hemos visto."
Por su parte, el secretario de Educación Publica, Alfonso Lujambio, afirma que el Gobierno no oculta nada sobre las irregularidades denunciadas en torno a la construcción de la Estela de Luz, ni ha detectado malos manejos, sino solamente una conducción equívoca del proceso, una precaria capacidad para conducir el proceso y fue para enfrentar los dilemas complejísimos que se estaban abriendo; que el Gobierno no tiene absolutamente nada que ocultar y si alguien tiene que pagar y responsabilizarse de una mala acción y de la ineficacia, que reciba la sanción correspondiente, añadiendo que para eso está la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación, quienes analizan ese asunto y podrán llegar a la conclusión de si hubo negligencia o, en el peor de los casos, corrupción.
Luego otras empresas señalan que el arquitecto Pérez Becerril pretende obtener injustificadamente una suma adicional a los 18 millones que ya recibió. Bueno, bueno, es el cuento de nunca acabar, acusaciones van y vienen. El PRI y el PVEM planean ir contra el secretario aprovechando un acuerdo cameral. El secretario reta al arquitecto a que demuestre actos de corrupción en la construcción del monumento.
A pregunta expresa que se le hizo al arquitecto César Pérez Becerril de si ¿mintió el secretario Lujambio?, dijo: "Creo que está mal informado. Yo veo la vehemencia con que defiende el tema y creo que su equipo le ha hecho llegar información errónea. Esta historia tiene cola: no es a partir de que nombran secretario a Lujambio". (Mal informado quiere decir que sus colaboradores "se lo están viviendo", en cuyo caso el arquitecto tácitamente lo está acusando de tonto).
Lo mejor es que las dependencias a que se refiere el secretario de Educación, la secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación hagan su trabajo y le encuentren la punta del hilo a esta madeja. Lo cual, como están las cosas, esperemos suceda tarde que temprano. Las nubes oscuras en el horizonte anuncian tormenta.
Es de esos asuntos donde las partes involucradas están paradas en medio de una delgada capa de hielo que amenaza con quebrarse. Y se duda que haya quien lo pueda evitar. En fin, hay muchas incógnitas que despejar. En tanto no se decida si la excavación donde irán los cimientos de la estatua, será de 30 metros de hondura o de 50 metros o de 80 metros, vaya usted a saber, cuál será su profundidad.
A como adelanta la obra, si la foto que aparece en los medios no miente, a ese paso, en la inauguración de la Estela de Luz estaremos festejando el tricentésimo aniversario de la Independencia.
