La sentencia de Jesús es categórica: Nadie puede servir a dos señores, referidos concretamente a Dios y al dinero, porque quedará bien con uno y mal con el otro.
Pero aun cuando se trata de atender únicamente al segundo, al parecer los legisladores que definieron los objetivos del Sistema de la Reserva Federal (Fed) en Estados Unidos (EU) desoyeron esa advertencia.
En efecto, la Fed tiene que cumplir con dos objetivos: empleo máximo y precios estables. En la actualidad, es el único banco central de los principales países desarrollados con un mandato doble para su política monetaria.
Todos sus demás pares, que incluyen al Banco Central Europeo, al Banco de Inglaterra y al Banco del Japón, tienen sólo a la estabilidad de precios como su objetivo primordial.
El hecho de que la Fed comparta ese objetivo con el del máximo empleo obedece, básicamente, a razones históricas. El banco central de EU fue creado en 1913 con el propósito de proporcionarle al país un sistema monetario y financiero más seguro, flexible y estable. Sin embargo, en cuestión de política monetaria no se le asignaron inicialmente funciones específicas.
La razón fue que el sistema monetario vigente entonces estaba regido por el patrón oro, con una convertibilidad fija de la moneda nacional por cada onza de oro y donde la capacidad del banco central para emitir moneda estaba sujeta a sus disponibilidades de reservas de ese metal.
No obstante, la experiencia traumática de la Gran Depresión en 1929 y el desarrollo de las ideas del economista inglés John Maynard Keynes en la década siguiente, plantearon la posibilidad de un papel más activo del gobierno en la conducción de la política económica.
Con el beneficio de la visión retrospectiva, los análisis ex-post reconocen que la Gran Depresión obedeció, en parte, a acciones y omisiones de la Fed, sorprendida en su adolescencia por un fenómeno totalmente desconocido y ante el cual carecía de la preparación necesaria para enfrentarlo.
Debido a ello, se realizaron varias adecuaciones a la Ley de la Reserva Federal, para establecer en 1977 la versión actual de sus objetivos específicos. Por si eso no fuera suficiente, en realidad hay un tercero, del cual se habla poco pero está consignado en esa Ley y corresponde al objetivo de tasas moderadas de interés de largo plazo.
Este tercer objetivo es curioso, ya que se refiere al instrumento de política monetaria que utiliza la Fed para alcanzar los otros dos objetivos. En este sentido las tasas de interés son, de hecho, un medio más que un fin en sí mismo.
Esto es evidente en el Programa de extensión de vencimientos y política de reinversión (Operación Twist) que anunció la Fed en septiembre pasado, con el que espera bajar las tasas de interés de largo plazo y ayudar a que las condiciones financieras en general sean más laxas para estimular el crecimiento de la inversión y, principalmente, del empleo.
Al mismo tiempo, reiteró su opinión de que las condiciones económicas garantizan tasas de interés de corto plazo excepcionalmente bajas, cerca del cero por ciento, al menos hasta mediados de 2013.
No hay duda, por tanto, que la Fed dejó a un lado, por ahora, el objetivo de precios estables para concentrarse en el del máximo empleo, porque existe una situación económica deteriorada que se refleja en tasas reducidas de utilización de la capacidad productiva disponible.
El problema es que normalmente existe un sacrificio interactivo (trade-off) entre los dos grandes objetivos de la Fed.
Esto es, que salvo en la etapa más grave de una recesión donde los precios no pueden elevarse, el resto del tiempo la política monetaria de la Fed tiene que escoger entre el cumplimiento del objetivo de la estabilidad de precios o el del máximo empleo, porque no se pueden alcanzar ambos simultáneamente en el corto plazo.
Tal es el caso de la evolución en EU durante el presente año. La tasa anual de inflación prácticamente se ha duplicado, pasando de cerca del 2 por ciento en enero a cerca del 4 por ciento en septiembre. Pero la tasa de desempleo se ha mantenido alrededor del 9 por ciento en ese lapso.
Es decir, con todo y la prioridad de la Fed para estimular la economía, ésta no ha creado los empleos suficientes para reducir la todavía alta tasa de desempleo, mientras que empieza a asomarse, por ahora tímidamente, el fantasma de la inflación.
Lo preocupante es que como ya no es posible impulsar la creación de empleos con mayores estímulos fiscales, la Fed queda como el único apoyo para la expansión económica en EU, en una época donde crece la probabilidad de que vaya a quedar mal con la estabilidad de precios, uno de sus dos señores.