Nominaciones. Con su disco Amor, Vincit Omnia busca la presea en los Grammy.
MÉXICO, DF.- Desde siempre, y gracias a su sombría música, Robi Draco Rosa acarrea fama de ser un tipo rebelde, evasivo, oscuro, visceral, pero él, confiesa, en realidad tiene muy poco de eso.
"No, no soy así", dice risueño en entrevista. "Mis niños me quieren mucho, mi esposa me adora. El resto es imagen, tú sabes, no tiene nada que ver".
Lo que sí es cierto, reconoce, es que, irónicamente, la felicidad no es para él un aliciente creativo sino una barrera.
"Por lo general la tristeza es lo que detona todo", explica, "siempre hay una pena negra, cierto vacío que me consume de vez en cuando. Es complicado componer cuando estoy contento y pasándomela bien".
Draco, cantautor de culto nacido en NY, de origen puertorriqueño, y que perteneció en su juventud al grupo Menudo, vive actualmente en Los Ángeles, donde disfruta barajear sus labores de músico y hombre de familia.
"Soy papá de dos varones, Revel y Redamo. Tienen talento musical, mucho. Yo juego con ellos con los Legos, les cuento cuentos, vemos documentales juntos. Hacemos pizza casera, ese tipo de cosas, vamos al cine", comparte el rockero, mientras recorre las instalaciones del hotel boutique Brick, en la Colonia Roma.
Aparte de la música y su familia, otra de las pasiones del músico, de 42 años, que como parte de su gira Vagabundo por el Mundo tocará en el DF el 11 y 12 de febrero, se encuentra en una finca que tiene en Puerto Rico, donde produce café, cerveza y espera, más adelante, realizar ron, una de sus bebidas favoritas.
"¡Estoy haciendo Horizonte!", dice emocionado, mencionando el nombre que dio a sus productos. "Estamos haciendo café, estamos haciendo cerveza en la finca. El café lo vendemos, se consigue en el aeropuerto, es más gourmet, algo pequeño, artesanal. La cerveza no, sólo para los amigos, la familia", explica mientras degusta justamente un café en el bar del resort.
SE LO TOMA CON CALMA
Aunque tiene un buen número de fans en México, el compositor de éxitos de Ricky Martin, como Livin' la Vida Loca, no se presenta en el país desde la gira Revolución, que, a finales de los años 90, lo juntó con bandas como La Lupita, La Maldita Vecindad y La Cuca. "Pero yo he estado por acá", aclara, "así, clandestino, subterráneo, saliendo con los amigos a Coyoacán, haciendo absolutamente nada, tomando tequila y riéndome". En el Voilá, foro donde saldará esa deuda con su público, precisa, no se centrará en interpretar los temas de su último álbum, Amor Vincit Omnia, nominado a los premios Grammy, sino que pasará revista a las canciones más representativas de su carrera.
"Vamos a hacer una selección de canciones de varios discos. No lo tengo muy claro, hoy en un restaurante un muchacho me dijo que me conocía, me enseñó en su teléfono una canción mía, 'Cruzando Puertas', que es del 93, y ¡yo nunca toco esa canción! Me dijo: 'toca ésa'", relata.