Señoras y señores: el futbol mexicano vivió el sábado una tarde terrible, de esas que no se olvidan. Afuera del estadio había un retén, y un convoy de tres camionetas con delincuentes del crimen organizado a bordo no hizo alto y, lo que siempre pasa, se inició una balacera afuera del estadio. Varias balas de ese tiroteo se impactaron en los palcos y destrozaron algunos cristales.
Me parece increíble que las autoridades instalen un retén cerca de un lugar de esparcimiento, donde llegan 25 ó 30 mil personas a un partido de futbol. Es peligroso, en los retenes la Policía suele detener a los que parecen sospechosos y éstos acostumbran soltar ráfagas inmediatamente.
Despertó en mí un sentimiento muy especial ver correr desesperadamente a los jugadores, pero afortunadamente en este moderno estadio no hay una división entre campo y gradas. Me provocó ternura ver a los jugadores comprometerse y subir a ver cómo estaban sus hijos y sus familiares, y cómo los conducían poco a poco hacia el túnel de salida. Me gustó mucho la actitud, el orden de la gente, que había oído repiquetear las armas, que sabía que corría un riesgo y aguantó. El presidente del club, Alejandro Irarragorri, quien se comportó a la altura, pidió calma, que todo había sido afuera del estadio y por lo tanto la gente que estaba en el inmueble era inocente.
Afortunadamente no hubo ninguna baja que lamentar, los aficionados se cubrieron como pudieron, las madres protegieron a sus hijos, algunos se tiraron al suelo, entre las butacas, en los baños. Presencié el partido por ESPN, hice una larga transmisión, la cadena nunca cortó la señal, informó como debía, porque el derecho a la información es clave en nuestro país, donde existe libertad de expresión y libertad de medios para decir las cosas para que la gente sepa lo que sucede.
El comportamiento de la gente de Torreón me parece impecable, se portaron como unos valientes guerreros, como gente que sabe lo que pasa en su ciudad, que hay riesgos, y mantuvieron siempre el orden. La vida va a continuar, el futbol va a seguir, hay que procurar que la gente vaya al estadio de Santos a ver a su equipo, esperemos que la violencia se acabe pronto, hay gente buena y hay gente mala que aterroriza a una población esforzada y trabajadora, como es la de Torreón.
Felicito al público que se comportó con valentía, con entereza, sensatez, calma y temperamento.
Jrfernandez@reforma.com
