La salida del general Carlos Bibiano Villa Castillo de la jefatura de Policía de Torreón deja en muy mala posición al alcalde priista Eduardo Olmos Castro y una enorme deuda con la ciudadanía en materia de seguridad.
El anuncio hecho por el militar en retiro el viernes pasado mientras el edil se encontraba en una "misión comercial" en Oriente, puso una vez más en evidencia que, en esta ciudad, el presidente municipal no tiene autoridad alguna sobre los asuntos relacionados con el combate a la delincuencia. Aunque nominalmente la Dirección de Seguridad Pública depende de la Alcaldía, lo cierto es que el exjefe Villa siempre ha respondido a las órdenes de sus superiores en la Secretaría de la Defensa Nacional.
La forma tan burda de manejar el traslado del general a Quintana Roo para que se convierta en el secretario de Seguridad Pública de esa entidad, demuestra, nuevamente, que la opinión de Olmos en este tema carece de cualquier importancia.
Pero lo más preocupante es que, con su salida, Bibiano Villa deja grandes pendientes en materia de seguridad, con todo y las altas expectativas que él mismo generó desde su arribo al frente de la Policía local hace poco más de un año y dos meses.
Uno de los puntos más sensibles de la gestión del general fue la incontenible ola de robos. El promedio de delitos durante 2010 fue de 29 al día, cifra por demás alarmante si consideramos que el número de latrocinios en ese año fue 30 por ciento mayor al registrado durante 2009, siendo el robo de vehículo con violencia el principal foco rojo, sobre todo en el sector norte de la ciudad.
Otro de los ilícitos que se disparó fue el de los homicidios. En 2010 en el municipio de Torreón se cometieron 365 asesinatos, es decir, uno por día. Esta cifra representa más del doble de los crímenes ocurridos en el año anterior al ingreso de Villa a la corporación policiaca. En este rubro resaltan los atentados perpetrados por grupos delictivos contra bares, cantinas y una quinta, lamentables acontecimientos en los que murieron decenas de personas.
En consecuencia, la prevención del delito y el establecimiento de estrategias de vigilancia más efectivas son, sin duda, unas de las asignaturas pendientes.
Mucho tuvo que ver en el descomunal aumento de la criminalidad en la ciudad la falta de coordinación de las corporaciones de los tres niveles de gobierno, situación en la cual el futuro secretario de Seguridad de Quintana Roo carga con gran parte de la responsabilidad. Sus bravuconadas, características de un espíritu pendenciero, originaron numerosas fricciones y discusiones estériles con jefes policiacos de otras ciudades de la zona conurbada de la región e incluso con autoridades estatales. Y estas diferencias han mermado el resultado de operativos como el llamado "Sellamiento Nazas". Por eso, el mejoramiento de la relación y trabajo conjunto con las demás instituciones encargadas de la seguridad en la región, será uno de los retos principales de quien vaya a sucederlo en el cargo.
El general también deja una Policía Municipal con un fuerte déficit de elementos. Si bien es de aplaudirse la determinación inicial de llevar a cabo una limpia en la corporación, misma que ocasionó el despido de 500 agentes en marzo del año pasado, lo que resulta censurable es la poca capacidad para reclutar de manera eficiente a los policías que deberían sustituirlos.
Un año después, Torreón sigue presentando números negativos en este aspecto. Según los estándares internacionales la relación de policías por habitantes debe ser 1 por cada 500, mientras que en esta ciudad la relación es de 1 por cada 811. Vaya tarea que hereda Villa a su sucesor.
Pero el problema no sólo está en la cantidad de elementos, sino también en la calidad de los mismos. Actualmente no todos los agentes municipales cumplen con los lineamientos de capacitación que establece el Sistema Nacional de Seguridad Pública. Consecuencias de esta situación son la probada incapacidad para combatir a la delincuencia y los numerosos abusos que se cometen en contra de ciudadanos. En este último punto llaman la atención las tres recomendaciones que la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila hizo al ahora exjefe policiaco municipal por detenciones arbitrarias, lesiones y trato cruel e inhumano.
Por si fuera poco, Bibiano Villa deja inconcluso el proyecto de "Vecino Vigilante", con el cual pretendía atender el creciente reclamo de los pobladores de las colonias más golpeadas por la delincuencia. En aquellos sectores en donde ya se ha aplicado el programa han surgido numerosas quejas de que éste en realidad no funciona como se había prometido.
En términos generales, el exdirector de la Policía deja una ciudad más insegura y con pocos y débiles cimientos para la recuperación de la tranquilidad que tanto añoran sus habitantes. Pero a él poco le importa eso ahora. Él ya se va... y nosotros nos quedamos cargando con su nefasta herencia.
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