He de reconocer que las maniobras políticas de los últimos tiempos suelen ser cada día más sofisticadas. Han logrado sorprender como un truco circense que se transmitió en algún programa de televisión, en que el mago corta con una sierra a un hombre a la mitad, el pasado fin de semana, a avezados periodistas que han escrito laudatorios a la decisión de descartar como candidato al gobierno del Estado de México nada menos que a un pariente del gobernador en turno, que deja flotando en el ambiente la sensación de que la decisión de quien debería sucederlo muy a su pesar se le fue de las manos.
Lo que imagino es una habilidad para hacer ver lo que no deja de ser una trápala como si, en vez de eso, fuera una realidad. Igual que el ilusionista que logra reconstruir en un abrir y cerrar de ojos el cuerpo cercenado de su palero, que le hace el juego solapadamente al nigromante. La verdad es que se cumplió con el sueño de todo gobernador saliente de dejar a una persona de toda su confianza como su sucesor. Mientras, movía las manos para que se viera que las traía vacías, el estribillo que repetía la palabra "la unidad del miedo" hacía su cometido. Era el PRI renovado de los tiempos de don Fidel Velázquez: el que se mueva no sale.
Todos los interesados estarán enterados de que un grupo que se formó a la sombra del ilustre internacionalista don Isidro Favela, a cuya camarilla se le denomina Atlacomulco, es el que durante varios sexenios ha venido escogiendo a quien será el gobernador en turno. En gran parte han salido de la cantera familiar de los Del Mazo, que contundentemente constituyeron una sucesión dinástica, iniciada en el año de 1945 con don Alfredo del Mazo Velez; los últimos han sido el anterior Arturo Montiel Rojas y el actual Enrique Peña Nieto, ambos -tío y sobrino- de origen atlacomulqueño. Bien, la verdad es que hay mucha tela de donde cortar, pero no es el objetivo anatematizar a esa respetable familia.
Baste decir que se utilizó el nombre y apellido para simular un juego democrático a sabiendas de que no estorbaría a la ambición de Peña Nieto de figurar como candidato a la Presidencia, haciéndose el partiquino a un lado en el momento conveniente, Era necesario correr la voz de que Del Mazo sería el favorecido para demostrar a continuación que parientes esta vez: no, puede esperar una mejor oportunidad. La cosa consiste en no estorbar las aspiraciones del avocado a "la grande".
Aun los más perspicaces comentaristas cayeron en el garlito. Había que distraer para que nadie pensara en que lo de un candidato de unidad es una mera palabra sin otro sentido que el de dejar que no haya quien meta su cuchara en la olla donde el cocinero preparó el platillo que más le conviene al paladar del titular del poder Ejecutivo.
Si los asuntos me los informan bien, se llegó al extremo de que Eruviel mostró un cierto grado de decepción amenazando con pasarse a las filas de la oposición en absoluta complicidad con el PRI, para fingir que se pasaría al PAN-PRD, si era relegado, no siendo sino una treta maquiavélica, de la mejor factura, con el fin de poder decir que no es un candidato cómodo para el gobernador y no sólo no pertenece al grupo en el poder, sino que su llegada rompe con la estructura dinástica que lleva más de media centuria detentando los cargos de elección, la realidad es que después de todo es el delfín del Grupo.
Se ha preparado, ese grupo, convencidos de que tienen que ganar, como sea, por lo que tienen preparado un plan B para el remoto caso de un desastre inesperado con boletas apócrifas en casillas bien localizadas donde la vigilancia de la alianza contraria muestre debilidad o puedan ser maiceados sus representantes.
En lo que concierne a la consulta se han manejado encuestas que van en sentido contrario como una manera de desvirtuar sus fines, encuestas de dudosa credibilidad tendientes a desacreditar los resultados. Es por demás cierto que las encuestas sobre una alianza de partidos no sólo tienen un objetivo moral -derrotar el caciquismo, la corrupción, el corporativismo y todo lo malo que hay en él- dando falsos niveles de popularidad al gobernador actual, que desde luego, son para hacer caer incautos.
En fin, cuando la legislatura local derogó las candidaturas únicas, demostrando la debilidad del gobernador, se vio inmerso en una ola propia de los tsunamis, en que a toda costa quiso que se atajara el paso a lo que le podría costarle un revolcón fatal.
No obstante hubo la consulta que, a decir de muchos mexiquenses, resultó exitosa, a pesar de las maniobras para que fracasara. La pregunta que se formulaba a los 225 mil votantes, que la Alianza Cívica informó 170 mil fueron por el "sí", la pregunta fue: "¿Para la próxima elección de Gobernador en el Estado de México estarías de acuerdo en una alianza entre el PAN y el PRD que proponga una candidatura con un programa de gobierno en común"?
Debo confesar que hacía tiempo no se veía un ejercicio democrático de esta envergadura. A cambio la selección del candidato a gobernador enriquista, (PRI-Verde, Nueva Alianza), hay muchos mexiquenses que la tachan de pantomima. Puede ser que sí, puede ser que no, puede ser que "sepa la bola".