"De todas las clases de Hombres, la más perniciosa es la de los forjadores de utopías, cuando tienen en sus manos el poder, y la más ridícula, cuando no lo tienen".
David Hume
El Gobierno de Cristina Kirchner en Argentina sigue buscando aumentar su intervención en la economía. Quizá lo hace de una manera más sutil que el venezolano Hugo Chávez, pero las consecuencias en el largo plazo pueden ser iguales.
El último paso en este proceso lo dio la presidenta el 13 de abril cuando emitió un decreto que permite a los fondos de pensiones, que su régimen controla, incrementar su presencia en los consejos de administración de 42 de las principales empresas del país. Con anterioridad la presidenta había nacionalizado esos mismos fondos de pensiones.
Cristina Fernández, una atractiva mujer de 58 años, surgió del partido peronista, como su esposo Néstor Kirchner, a quien sucedió como presidente de Argentina en 2007. La muerte de Néstor en 2010 la ha hecho favorita para ganar las elecciones de octubre de este 2011. Cristina no ha señalado todavía si contenderá, pero se espera que lo haga.
La presidenta ha elevado de forma importante el gasto público. En los 12 meses concluidos en abril lo hizo en 34 por ciento. Una de las consecuencias ha sido elevar la inflación. En febrero el índice oficial de precios al consumidor mostraba un aumento anual de 10 por ciento, el mayor de Latinoamérica después de Venezuela, aunque algunos economistas independientes señalan que el alza real es hasta tres veces mayor.
El World Economic Outlook, del Fondo Monetario Internacional de este abril, apunta que la economía argentina es una de las más cercanas a un sobrecalentamiento. Hasta ahora, sin embargo, el déficit público de Argentina es apenas superior al 1 por ciento del PIB, uno de los más bajos del mundo. Esto se debe en parte a que ha repudiado su deuda externa, la cual busca todavía renegociar. El Gobierno ha entendido que no puede mantenerse fuera de los mercados internacionales de crédito. El país mantiene, además, un superávit de cuenta corriente, pero esto gracias a los elevados precios internacionales de los alimentos y no a una mayor competitividad.
Cristina ha tomado una serie de medidas para fortalecer su popularidad. Decretó principalmente la "liberación" de todos los eventos deportivos de interés masivo, lo que obliga a la emisión en directo por televisión abierta de las competencias deportivas importantes, entre ellas los juegos de futbol. La presidenta logró además la aprobación de una Ley de Radiodifusión que da al Estado mayores poderes sobre los medios de comunicación y que limita la propiedad privada sobre ellos. Clarín, el grupo de medios más importante, está peleando la medida en los tribunales. En el pasado la presidenta fracasó en un intento por establecer un impuesto especial a las exportaciones agropecuarias, e parte para mantener bajos los precios internos de los alimentos, lo cual generó una enorme resistencia de los productores. Al final el decreto fue eliminado por el Congreso.
La economía argentina está creciendo con gran rapidez. En 2010 alcanzó una cifra de 9.2 por ciento. De hecho, desde el 2003, y sólo con la excepción del 2008, la economía argentina ha tenido una vigorosa tasa de expansión.
En las décadas de 1940 y 1950 Juan Domingo Perón trató ya de utilizar el gasto público y la intervención económica como instrumentos de crecimiento y de poder. La consecuencia fue un desplome de la economía argentina y un proceso inflacionario que duró décadas. La presidenta Cristina Fernández parece marchar por el mismo sendero. La pregunta es si el pueblo argentino tiene la memoria histórica que lo lleve a rechazar ahora esta opción.
MALA CALIFICACIÓN
Parecía imposible que alguien le diera una calificación negativa a la deuda soberana de Estados Unidos. La calificadora Standard & Poor's, sin embargo, lo ha hecho. Ya no es posible cerrar los ojos al elevado déficit de presupuesto de Washington.
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