Un salón privado del Club de Industriales del hotel Marriot de la Ciudad de México. Comida urgente. Citados, los precandidatos presidenciales del PAN y su dirigente nacional. La plática, no tan tersa y propositiva como salieron a decir a los medios de comunicación.
A puerta cerrada, Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN, dio la bienvenida y realizó una presentación de trámite: cómo van las encuestas, qué retos presentan las reglas electorales actuales, cómo están los tiempos de la sucesión presidencial 2012.
La cosa empezó a calentarse cuando Alonso Lujambio, secretario de Educación Pública, abrió fuego: reclamó a Javier Lozano, secretario del Trabajo, que públicamente haya atacado a su compañero de partido, Santiago Creel, a raíz de que el senador pidió licencia a su cargo y sugirió que todos los precandidatos lo hicieran (Lozano contestó entonces a Creel que era un oportunista, incongruente, que violaba su propia ley electoral, que cobraba de senador sin trabajar). Lozano reviró a Lujambio que ese no era su asunto, que la disputa había quedado zanjada entre él y Creel, y que no tenía por qué echarle limón a la herida.
Según contaron dos fuentes presentes en la comida-encerrona, en ese momento pidió la palabra Josefina Vázquez Mota para reclamar también a Creel por lo de pedir las renuncias de todos. Argumentó que la puso en aprietos pues, señaló, tiene reformas pendientes como coordinadora panista en la Cámara de Diputados, que de irse quedarían "colgando".
Emilio González Márquez, gobernador de Jalisco, de plano dijo que él no pensaba renunciar a su cargo cuando menos hasta que pasen los Juegos Panamericanos, programados para octubre en Guadalajara. Mucho más sereno y hasta pragmático, dejó claro que él es el precandidato del grupo panista "El Yunque" y que iba a llegar hasta donde diera. Fue su intervención una señal para negociar una salida de la contienda más que para permanecer en ella: él acumula "fichas" y las cambia al que le ofrezca el mejor trato.
No había dicho mayor cosa el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, hasta que estalló: reprochó a Creel, Vázquez Mota y Lujambio que llevaran semanas con el discurso de la "cancha dispareja", "el delfín del presidente", el "candidato oficial". Les exigió que le pararan. Que si había "cancha dispareja" era en realidad a favor de ellos que estaban abiertamente en campaña desde tiempo atrás mientras desde Hacienda no podía hacer trabajo político-electoral con la base panista.
Intervino el dirigente nacional, Gustavo Madero, para calmar y encauzar las aguas hacia un acuerdo a favor de las declinaciones, de abrir una mesa de negociación para definir los tiempos de la elección del candidato y una foto de todos sonrientes al salir con el mensaje de la unidad ante los colegas reporteros.
SACIAMORBOS
Después de esa comida del lunes 18 de julio, dos declinaron a sus aspiraciones presidenciales, dos "le bajaron a su discurso", pero el otro, no; y ayer uno más se destapó para quien lo dudaba: "sí me veo" en la boleta del 2012.