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La Sacra Rota

GILBERTO SERNA

No estuve de acuerdo con el dictamen tal y como se emitió por el tribunal de la Sacra Rota, que se publicitó en los periódicos de todo el país, pero tampoco en desacuerdo por que ¿quién soy yo para enmendarle la plana a tan alto poder decisorio de la curia romana? La verdad es que se mandan "gacho", mencionando palabras tales como impotencia sexual, que no cumplía ciertas obligaciones maritales, la existencia de un trastorno mental y otras más que me abstengo de anotar porque provienen de un pleito que ventilan las partes en un juicio de divorcio y es obvio que, por lo común, las partes suelen estar asesorados de abogados que de alguna manera tienen que desquitar sus honorarios. Aunque ahora recuerdo ya mencioné el asunto en anterior colaboración. En realidad durante varios años el entonces presidente Vicente Fox pidió al Vaticano, con apoyo en el Derecho Canónigo la anulación de su matrimonio con la primera cónyuge de nombre Lilián de la Concha, con la que había adoptado varios hijos, que al disolverse el enlace quedaron en el limbo. Posteriormente se resolvió la anulación del matrimonio. Luego, en 2001 casó en segundas nupcias con Marta Sahagún Jiménez.

Al asumir la Presidencia tenía uno de los más altos índices de popularidad. No resultó lo que todo mundo esperaba. O no quiso, o no pudo aprovechar su arrastre para tratar de corregir los graves problemas que aquejan a este país. Al parecer le sienta bien el campo. Usa ropa adecuada que le sienta estupendamente. Su estatura está más allá de la media del mexicano. En las ceremonias se veía que los trajes no eran precisamente de su predilección. Le gusta decir y opinar de todo, aunque en veces se equivoque en el uso de ciertos nombres y lugares. Tenía una sonrisa franca de ranchero afamado. Nos acostumbró a los mexicanos a escuchar sus declaraciones que no siempre se entendían mostrándose tal cual. Mostraba su antipatía con ciertos personajes históricos con una absoluta falta de respeto a los sentimientos de los demás. Hasta aquí una brevísima semblanza de quien ocupó el Palacio Nacional no siendo panista, aun estando registrado como miembro de ese conservador partido (recuérdese a los Amigos de Fox), ni priista al que desbancó después de 70 años de hegemonía, ni mucho menos perredista, a los que ve como si en persona se le apareciera el chamuco.

Sin el menor respeto y agradecimiento al partido que lo postuló como Presidente de la República, o sea el Partido de Acción Nacional, hace unos días en una entrevista realizada para el periódico "El nuevo día de Puerto Rico", dijo: "Hoy los mexicanos entendemos y valoramos nuestra democracia. Si el PRI regresa al poder, como sinceramente creo que sucederá, será porque ha aprendido su lección. Hay una nueva generación de priistas cuyos miembros crecieron en un ambiente democrático. Enrique Peña Nieto pertenece a esa generación".

En los años que llevo escribiendo sobre política, no había visto tamaño desplante de alguien que, habiendo llegado al pináculo del poder, reniegue de su reciente pasado, desnudándose para cambiar de chaqueta tirando por la ventana de su casa en San Cristóbal, la banda tricolor que con tanto porte y gallardía llevaba cuando tomó posesión. Se veía la sinceridad en los gestos y ademanes de los primeros días. Aunque luego vendría la vorágine que lo mostraría como ahora es: un acomodaticio que viendo que el barco azul en que navegó amenaza con hundirse, está dispuesto a lisonjear al capitán de la nueva embarcación no importando que ahora sea tricolor.

El pasado sábado 6 de agosto de este año este periódico, en su página editorial publicó una estupenda y sugerente caricatura de Helio Flores que titula "Escudo protector", donde se ve a la actual familia del expresidente enarbolando una cartulina que dice "Fox apoya a Peña Nieto", sosteniéndola con ambos manos a manera de resguardo, protegiéndose como lo hace uno cuando llueve, incluyendo a su señora y los hijos de ésta. Cual si fueran unos chiquitines los dibuja tomados de la mano de su mamá, con rostros iguales. Lo que es suficiente para que los lectores saquen las conclusiones de lo que quiso decir el dibujante. Lo que es obvio es que la caricatura no abarca a los hijos adoptados en su anterior casorio, los Fox-De la Concha que al parecer indica que Ana Cristina, Paulina, Vicente y Rodrigo, no requieren del refugio que contra los elementos proporciona el cartón.

En fin, al parecer Vicente sigue siendo el mismo Fox que no ha cambiado en absoluto, ni tiene por qué hacerlo, véase su filosofía sobre que piensa de la lealtad a quienes lo emplearon en el pasado, que consta al final de la entrevista que dio en Puerto Rico: "a estas alturas de mi vida, lo mismo me da Coca que Pepsi, igual que PRI o PAN, lo importante es que sirva".

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