Es una pena la circunstancia política por la cual atraviesa la alcaldesa de Gómez Palacio, Rocío Rebollo Mendoza. Esta semana, su cabildo le ha propinado un revés que más allá de saber si existe razón o no de cualquier lado, demuestra que los grupos políticos están encontrados y decididos a destruirse mucho más allá del beneficio o detrimento de los gomezpalatinos.
La semana pasada, mientras la presidenta Rebollo se encontraba en la capital del Estado para realizar gestoría de su municipio, se llevó a cabo un reunión del Cabildo para someter a votación la autorización para que el municipio vecino de Lerdo consiguiera el derecho de poder tender una línea conductora de agua de la planta tratadora del vital líquido del propio municipio lerdense hacia la termoeléctrica situada en territorio gomezpalatino, y podérsela vender a la Comisión Federal de Electricidad. Esto dejó fuera la posibilidad de que el propio Gómez Palacio fuera quien vendiera su agua tratada de su planta, con la salvedad que ésta no funciona adecuadamente y no da la calidad requerida por el comprador, la CFE, haciendo por el momento, imposible la segunda opción.
Rebollo, montó en cólera por la acción preconcebida de los regidores y a su regreso convocó a una nueva reunión con la intención de que fuese revocado el acuerdo. Como ave de mal agüero para Rocío, una falsa alarma de bomba en las presidencias municipales tanto de Lerdo como de Gómez Palacio originó que sendos edificios fueran evacuados y con ello fuera imposible llevar a cabo la reunión, que terminó por celebrarse el pasado martes.
Sin embargo, en la segunda convocatoria ocurrida hace tres días, la sesión del cabildo fue un verdadero escándalo cuando los regidores de su propio partido sostuvieron su voto en el mismo sentido que lo habían hecho la semana anterior, provocando un zafarrancho entre personas que ocurrieron a la junta -lideresas de colonias populares- en apoyo tanto de los regidores como de la alcaldesa, tornándose en una situación que debería al menos apenar a los miembros del cabildo.
Ahora los regidores panistas están aprovechando incrementar el golpeteo de que ha sido objeto la primera autoridad municipal, al decir que han acudido al congreso del Estado en busca de que éste le imponga alguna sanción a Rebollo.
Más allá de lo lamentable en que se ha convertido el ambiente y el comportamiento observado por los actores protagonistas de todo este sainete, se evidencia con claridad insuperable la guerra descarnada en que se encuentran los grupos de Leticia Herrera y de Ricardo Rebollo por la lucha por una candidatura al Senado de la República.
En medio de esta refriega hay que añadir cómo prístinamente el gobernador Jorge Herrera Caldera no tiene intención alguna de permitir que la carrera de quien fuese su rival -léase Ricardo Rebollo- para llegar al cargo que ahora ocupa, siga en ascenso.
En estas circunstancias es como le ha tocado gobernar a Rocío Rebollo, y la realidad es penoso que esto esté ocurriendo.
Sin dejar de lado los presuntos desfalcos de que fue objeto Gómez Palacio en el trienio anterior que comenzó Ricardo Rebollo y concluyó Mario Calderón, hoy la cuestión es que nadie que tenga injerencia real en la vida política de Gómez Palacio, posea la intención de facilitar o por lo menos no obstruir el desempeño de la presidenta municipal, que si bien es cierto no puede presumir obras relumbrantes en su gestión, quizá por recibir finanzas prácticamente quebradas, también se le debe reconocer que ha trabajado para poder enderezar un barco que naufragaba.
Nadie pues, piensa en la gente de Gómez, unos buscan arrasar con todo aquello que huela a los Rebollo políticamente. En tanto, Ricardo sigue tratando de ganarle a Leticia Herrera la senaduría no importando el contraataque furioso que ésta haga a su hermana; los regidores ya han mostrado de qué lado están. El gobernador, quizá optó por la distancia y dejó sola a la alcaldesa. Al final la cosa es la política tan ácida y en momentos como éste, en que Rocío Rebollo Mendoza está sola en su encargo, ni su hermano parece aliviarla, él quiere ser senador.
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