Ciudad histórica, famosa por haber sido escenario de importantes acontecimientos para nuestro país, Querétaro recibirá el día de mañana a un aproximado número de 15 mil dirigentes y miembros del Partido Revolucionario Institucional, quienes darán testimonio de la protesta estatutaria que habrá de rendir el profesor Humberto Moreira Valdés como nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional de este partido.
La multitudinaria Asamblea Nacional del PRI atestiguará otro hecho de relevancia, a saber: ésta será de las pocas ocasiones en 82 años de vida partidaria en que la designación del líder nacional corre a cargo de la militancia, sin pasar por el visto bueno del jefe del Poder Ejecutivo de la República o de la mediación de otros personajes que en las sombras detentaban ésta y otras manifestaciones de poder político en los últimos tiempos, por no decir lo que va del siglo XXI.
Que se haya elegido para asumir esta responsabilidad a un joven político coahuilense, reciente gobernador de su estado, entraña así mismo un avance democrático que no hubiera sido posible antes, dada la preexistencia de compromisos personales entre quienes tenían en sus manos un poder áulico a favor de sus propios intereses. Y eso obedece a que en los tiempos que vivimos hemos visto actuar a una juventud pensante y a una ciudadanía actuante, que no permitirían la prolongación de dicho sistema antidemocrático.
Si la elección de líder para el más importante partido político mexicano se hubiera hecho en lo umbrío de las oficinas, y no a cielo abierto, como marchó el actual proceso interno, a estas alturas ya serían notables el disgusto y la inconformidad; mas, por lo contrario, parece que la bien intencionada posición de apertura política de Moreira Valdés penetró en el medio político como una auténtica voluntad de cambio y servicio. Dentro del PRI no se han escuchado ni reprobaciones, ni afeamientos, ni siquiera reparos. Por su parte, los medios de comunicación han mantenido una posición expectante y respetuosa de lo que fue la voluntad de los militantes del partido.
Humberto Moreira Valdés parece haber tocado al punto clave de las decisiones políticas: ¿Qué es lo que de él mismo, agrada y convence a los ciudadanos? Seguramente su abierta conducta ante las masas, su lenguaje inteligible e inteligente y una propuesta social dinámica: Proclamar, proponer, promover y proseguir en su campaña por el progreso de las ciudades, la educación, las vías de comunicación municipales, estatales e interestatales, el comercio, la industria y la creación de empleos en las zonas urbanas rurales.
Lo que suceda, de ahora en adelante, podrá ser distinto, pero igualmente factible: excitar al deber cívico de la ciudadanía, convencer al pueblo de la bondad y calidad de las propuestas del PRI, convocar a la unidad política y cívica, promover el voto y convencer a los ciudadanos del proyecto tricolor para que, en 2012, el Partido Revolucionario Institucional recupere la Presidencia de la República y el Congreso de la Unión. La oportunidad está abierta, habrá liderazgo formal y propuestas asequibles: adelante, pues...