Oficialmente se ha declarado terminado el programa Tarjeta del Hogar, sucesor de lo que fuera el Monedero de la Gente, aquel que fuera denunciado por el entonces aspirante a gobernador, el senador panista Guillermo Anaya como un artilugio destinado meramente a metas electoreras, además de que se prestaba para el desvío de recursos públicos. Ciertamente, mucho de los dichos del exalcalde de Torreón tenían fundamentalmente razón, ya que el Gobierno del Estado de Coahuila modificó la nomenclatura del "monedero" para dar paso al sistema que se declaró extinto esta semana, aprovechando el final de mes.
Miguel Riquelme, titular de la Secretaría Regional de Desarrollo, fue el encargado de dar la cara a los más de 75 mil beneficiarios en la región, que fueron empadronados mediante las tarjetas, objetos fundamentales con los se operó la Tarjeta del Hogar en todo el estado, que consistía básicamente en el depósito de 200 pesos mensuales a los tarjetahabientes. El presupuesto anual para esto era de 3 mil millones de pesos, el triple del Municipio de Torreón.
El argumento que se está dando para explicar la cancelación del programa, es que la presente administración está ya en el proceso de entrega-recepción del próximo gobierno, y esto es parte del cierre de operaciones de este sexenio. Sin embargo, aclara que los programas de útiles y uniformes escolares, así como la Tarjeta del Hogar, continuarán hasta el final.
Es muy difícil pensar que esta decisión estaba planeada desde hace meses con el fin de ser ordenados administrativamente, máxime cuando cada vez es más evidente que Coahuila tiene una deuda que podría ascender hasta 30 mil millones de pesos. Que es casi el presupuesto total de la Entidad de un año.
Lo que parece en realidad es que aunque ciertamente el gobierno que encabezó el profesor Humberto Moreira, hoy presidente nacional del PRI, tuvo un cariz fundamentalmente social y es inobjetable que se trabajó duro en la asistencia de las clases más necesitadas, también en claro que construyó el sistema más eficaz en el tema electoral, que después de la elección federal de 2006, ha sido absolutamente imbatible.
No obstante, me parece preciso señalar que en lo que respecta al manejo de las finanzas, el asunto ha sido por lo menos irresponsable, sin meterse a opinar de las acusaciones de corrupción manifiestas que se destaparon al fragor de la campaña electoral. También hay que darles la razón a los Moreira, tanto a Humberto, como al gobernador electo Rubén, que la deuda es benéfica cuando ésta se utiliza para financiar infraestructura que a la postre conlleve desarrollo y dinamismo económico.
Pero cuando el apalancamiento es de la magnitud de lo que parece, porque no ha sido precisado como se merece el tema, sumando el asunto de la acusación que se pidieron créditos a instituciones bancarias con papeles apócrifos de la autorización del Congreso Local, requisito sine qua non para contraer empréstitos, no se puede decir que es correcto ese nivel de endeudamiento.
En resumidas cuentas la apariencia cada vez es mayor de que tanto el Monedero de la Gente, como La Tarjeta del Hogar fueron destinados a específicamente a los fines electorales, y que en ello se ha ido parte de la inmensa deuda que hoy tiene el estado. Aunque aclarando, esta última elección, con la participación de más del sesenta por ciento del electorado, no hubiera habido forma de que el PAN ganara. Vaya, de acuerdo a los resultados electorales en todo el país, el panismo está siendo repudiado por sí mismo, pero ese es otro tema.
No hay nada que hacer, el gobierno moreirista puede hacer lo que le plazca, dentro del marco legal, porque goza de un enorme respaldo popular, manifestado con toda solvencia en las urnas, es incluso un gobierno absolutamente democrático, ahí están los votos. Pero eso no impide que se apele al criterio y conciencia de Rubén, para que impida que se presenten excesos que lleven a las finanzas estatales a una situación asfixiante, como aparentemente es ahora la situación, por el endeudamiento en que se ha incurrido.
