Hace dos años el país se conmocionó con la noticia del incendio de la guardería ABC en Hermosillo, Sonora. Fue el cinco de junio de 2009 cuando la noticia de la tragedia que dejó como saldo 49 niños muertos y más de 100 infantes con lesiones ocupó los espacios estelares de los noticieros
Obviamente este hecho marcó a todas las familias de los pequeños. Quienes tienen la suerte de tener a su hijo a su lado saben que el sufrimiento no ha terminado, las terapias y visitas a los doctores más las quemaduras son un recordatorio de una tragedia que pudo haberse evitado.
El incendio de la guardería volvió a dejar al descubierto que México es un país de contrastes, donde hay ciudadanos de primera y segunda, donde la categoría depende del poder político y económico. Ya que mientras la desgracia cambio la vida de cientos de familias, las autoridades de alto nivel que tenían una responsabilidad en los hechos no han recibido ningún castigo y por ende su nivel de vida no se ha modificado.
Hasta el momento sólo funcionarios menores han sido castigados, de ahí que los padres que perdieron a sus hijos sientan que las autoridades no hecho justicia. Sobre todo porque el poder judicial y legislativo consideraron que el Estado mexicano no tenía responsabilidad en el caso, de ahí que sólo delegados federales y funcionarios estatales de menor rango hayan sido señalados como responsables.
El incendio de la guardería ABC es una prueba más de la impunidad que hay en el sistema de impartición de justicia mexicano. Por desgracia no es el único hecho y más allá de colores partidistas los ciudadanos somos testigos de cómo la clase política nunca asume responsabilidades y por ende no hay castigo cuando cometen negligencias.
